Finalmente había llegado el viernes, llevábamos algún tiempo juntos y sabia que habías tenido una semana larga y complicada. El estrés acumulado a lo largo de los días se hacía notar y sabia que necesitaba hacer algo para que te puedas relajar.
Dedique la tarde a armar una serie de cosas que te harían sentir mimada y con suerte también relajada.
Te escuché llegar y notar con asombro ese pequeño detalle sobre la mesa, un ramo de flores que mezclaba rosas rojas y rosas, acompañado por una pequeña tarjeta que decía "para la estrella que más brilla cuando muestra su sonrisa... Pasa a la bañera, tengo algunas sorpresas"
No notaste que me encontraba en la cocina, alejado de tu mirada, te sonreír, dejaste tus cosas del trabajo y te dirigiste al baño, la bañadera estaba llena con agua caliente y en el aire se sentía el aroma de suaves fragancias. Te quitaste la ropa y entraste al agua. Un suave sonido de relajación escapó de tu boca al sentír en tu piel el relajante tacto del agua, estiraste las piernas y con los ojos cerrados recostaste tu cabeza en el borde.
Encendí velas aromáticas y entré al baño sin que me notes, bese tu frente y luego tus labios, sonreiste y abriste esos hermosos ojos marrones mientras me dabas otro suave beso. Dejé las velas a un lado y te servi una copa de vino, reíste preguntando si no era demasiado, "esto es solo el principio de lo que tengo planeado" te respondí. Te di la copa y mientras la bebias me arrodillé detrás tuyo sin entrar al agua y comencé a hacer un suave masaje en tus hombros, eran movimientos suaves, circulares con una leve presión para lograr que te relájes y disfrutes del vino.
Terminaste la copa y me miraste a los ojos mientras intentabas adivinar que seguía. Rei al adivinar lo que pensabas y sin decirte nada tome un pañuelo y tape tus ojos. Luego busque el shampoo y lo esparcí por tu cabello, comencé a hacerte suaves movimientos en la cabeza mientras lo lavaba. Al principio te resultó raro, pero al dejarte llevar te sorprendió lo mucho que te relajaba
Enjuague tu cabeza y besé tu frente, quitaste el pañuelo y mientras te incorporabas te tomé por los hombros y besé suavemente tu cuello. Tomaste mis manos e inclinaste la cabeza, tu piel se sentía cálida y un suave aroma dulce era desprendido del vapor del agua. Nos miramos, un suave beso nos unió mientras girabas en la bañadera y quedabas arrodillada delante mío
Tomaste mi remera y la quitaste mientras me pedías que entre al agua, sonreí y me quite el resto de la ropa mientras mordias tu labio de manera provocadora.
Entré al agua y me acerque a tu boca, tus pechos desnudos chocaron con mi pecho, sentía tus pezones duros en mi piel. Tomé tu nuca y nos besamos con pasión mientras con mi mano libre acariciaba tus piernas, lentamente subía por tus muslos hasta tu cola, luego tú cintura, continúe subiendo lentamente hasta tu espalda mientras tus piernas me rodeaban.
Usaste tus manos para levantar tu cuerpo y quedar en una posición más cómoda sobre mis piernas. Nos miramos a los ojos y mientras mordias tus labios mis manos toman tu cintura acercando más nuestros cuerpos, por la posición quedé justo para besar tu cuello, tu clavícula, cada centímetro de distancia hasta tus hombros para luego volver y bajar por tu pecho hasta el espacio entre tus senos.
Besé tus pechos y di suaves mordidas hasta llegar a tus pezones, estaban duros, los lami, jugué con ellos usando la punta de mi lengua para luego succionarlos y darles una suave mordida mientras mis manos recorrían tu espalda y tus piernas.
Tomaste mi cabeza e hiciste que te mire a los ojos, mordiste tus labios y nos besamos como si fuera la primera vez que lo hacíamos, tus piernas rodearon mi cintura y nuestros sexos chocaron por primera vez en la semana. Dejaste escapar un suave gemido, nuestros cuerpos de rozaban mientras el agua se agitaba por nuestros movimientos.
Nos miramos a los ojos y sin hablar sabíamos lo que quería cada uno, te incorporaste, te sentaste en el borde de la bañadera y abriste tus piernas, me acerqué lentamente y besé tu boca, baje lentamente por tus pechos hasta tu vientre, mire tus ojos desde allí y continúe bajando hasta tu monte de venus, mi boca se encontró con tus labios y mi lengua los recorrió desde arriba hacia abajo mientras tu mano guiaba mis movimientos,
Mis dedos entraron suavemente en tu intimidad mientras mis labios aprisionaba y succionaba tu dulce botón de placer. Estuvimos en esa posición varios minutos, sentías mis dedos entrar en ti, hacer una leve presión y salir para repetir una vez más ese pequeño ciclo hasta que sentí como tus piernas temblaron y un inconfundible sabor inundó mi boca.
Miraste mis ojos y bajaste del borde deslizando tu cuerpo, rodeando mi cintura con tus piernas una vez más, solo que esta vez tu mano tomaba mi miembro y lo guiaba a tu interior. Sentí la calidez y humedad de tu intimidad mientras nos besábamos.
Suaves movimientos marcaban el ritmo en el que entraba y salía de tu interior. Los besos eran apasionados, cómo si el contacto de nuestros labios nos quemara y nos hiciera querer más. El agua estaba agitada y salía de la bañera mientras mojaba el suelo del baño. Mis manos recorrían cada centímetro de tu piel mientras las tuyas se clavaban en mi espalda y cada tanto mordias mis hombros.
Parecíamos poseídos por el placer, nuestros cuerpos chocaban una y otra vez mientras tú gemidos inundaban el ambiente y yo te decía al oído cuánto me encanta cada centímetro de tu cuerpo. Nos miramos a los ojos y sin decir nada más tus piernas subieron a mis hombros, tu espalda descansaba en la pared de la bañera mientras me movía cada vez más rápido, llegando por esa posición cada vez más profundo hasta que ambos lo sentimos. Nuestros cuerpos temblaron, nuestros pulsos se aceleraron y como si estuviesemos explotando todo nuestro cuerpo pareció relajarse a la vez que llegábamos a un profundo orgasmo
Nos besamos suavemente con los ojos cerrados, me dijiste que no esperabas esos detalles, que realmente sentías que te hacían falta. Te besé una vez más y te dije que te relájes, aún faltaba la cena y el resto de la noche....