Primera vez

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Luego de incontables intentos finalmente pudimos coordinar y nos encontramos para cenar, era una noche cálida, de esas que parecen de verano. Ni en mis sueños habría imaginado lo hermosa que te veías usando solo unos jeans y una remera.
Fue una cena tranquila,  hubo bromas, algunas historias, incluso surgieron risas entre tantas cosas de las que nos acordamos.
Nos miramos a los ojos,  no hicieron falta palabras. No puedo recordar la cantidad de veces que soñé con ese momento. No puedo ni explicar la inmensa felicidad que invadía mi cuerpo entero.
Luego de haber estado hablando por horas tomé tu cintura, acerqué tu cuerpo al mío y besé tus labios. No era nuestro primer beso, pero si fue un beso que se sintió diferente.
Fue un beso suave en principio, un beso largo en el que mordí tu labio, abrazaste mi cuello mientras acariciaba tu espalda.  Nuestros corazones latian rápido, pero no había apuro alguno. Era un beso largo, un beso que disfrutamos cada segundo y con el que disfrutaba inmensamente el olor de tu perfume.
Lentamente pase de besar tu boca a recorrer con pequeños besos cada centímetro de piel que separaba tu boca de tu cuello. Rrspitaste hondo y tomaste mi nuca al sentir mis labios en tu cello. Inclinaste levemente tu cabeza hacia atrás haciendo que sea más fácil y cómodo poderte besar. 
Deslice mis manos bajo tu remera, acaricié la suave piel de tu espalda subiendo lentamente desde tu cintura mientras levantaba tu remera, dejando descubierto tu torso, cubriendo tus pechos con un hermoso corpiño negro. Nos miramos a los ojos una vez más, quitaste mi remera mientras mordías tu labio, preguntaste si me gustaba lo que veía,  te dije que no lo dudarás ni por un segundo mientras te besaba otra vez.
Tomaste mis manos, las llevaste a tu cola y dijiste que querías estar más cómoda. Entramos a la pieza, encendí la luz y me dijiste que me siente en la cama. 
Con tus piernas a los lados de las mías te sentaste arriba mio, rodeaste mi cuello con tus brazos y nos besamos mientras desprendía tu corpiño.  Aun con el jean puesto hacías movimientos con tus caderas, podía sentir como subias y bajabas mientras sentía tus suaves y cálidos pechos en mi piel.
Podía sentir plenamente la dureza de tus pezones, así como vos sentías mi erección entre tus piernas. Nos recostamos mientras seguías arriba mio,  acariciaba tus pechos mientras besaba tu cuello y dejabas escapar suaves gemidos.
Tomaste mi rostro y sin salir de arriba mio acercaste tus pechos a mi cara, los besé, acaricié tus pezones con la lengua para luego lamerlos y chuparlos mientras usaba mis manos para acariciar tu cola y tu espalda.
Te incorporaste sobre mi, no dijiste nada, solo te pusiste de pie mientras quitabas mi pantalón y boxer juntos, te pusiste de rodillas a mi lado sobre la cama, nos dimos otro beso mientras usabas tus manos para acariciar mi pene. Recorriste mi cuerpo dando besos desde la boca hasta la ingle. Cuando llegaste ahí, me miraste a los ojos, con una sonrisa traviesas dejaste a la vista mi glande,  le diste un suave beso y luego lo lamiste.  Lo introdujiste en tu boca y comenzaste a moverte lentamente,  usabas tu lengua para recorrerlo entero mientras tu mano bajaba y subía. Aprovechando la posición acaricié tu cabello mientras te pedía que no pares, con mi mano libre acaricié tus pechos, pellizque tus pezones y luego recorrí tu espalda hasta llegar a tu cola.
Desprendí tu pantalón y lo baje lo suficiente para dejar descubierta tu cola y con tu tanga.  Acaricié tus piernas, primero las caderas, baje por tus muslos hasta la rodilla y subí lentamente por el interior de tus piernas hasta llegar a tu tanga. 
Toque suavemente esa pieza de tela que escondia tus labios.  Se sentía calida, dejaste escapar un gémido al sentir que mis dedos hacían presión sobre la tela.
Separaste levemente tus piernas mientras me la seguías chupando,  besé tus piernas mientras acariciaba tu nuca. Hice a un lado esa pieza de tela y acaricié esos suaves y cálidos labios .
Estaban húmedos, cálidos y húmedos. Acaricié tus piernas y subí lentamente hasta tu vagina una vez más. Use mi pulgar para acariciarte clitoris, hacia suaves caricias de forma circular mientras introducía uno de mis dedos en tu interior .
Entraba, hacia una leve presión en tu pared vaginal y lo sacaba para repetir una vez más,  cada vez más profundo, cada vez más rápido.
Antes de darme cuenta ya estaba introduciendo dos dedos y no dejabas de gemir, aunque hacía unos segundos que habías dejado de chupar.
Aprisionaste mi mano con tus piernas, con la cabeza en la cama se oyó un gemido ahogado por las sábanas, tu cuerpo entero tembló por un segundo mientras mis dedos se bañaban con esos deliciosos jugos de tu intimidad.
Nos besamos una vez más mientras terminaba de quitar la poca ropa que aún tenías puesta. Te recostaste en la cama, tus piernas quedaron rodeando mi cintura mientras me abrazabas y besaba tu cuello. 
Mi glande recorrió tus húmedos y cálidos labios mientras mordía tu cuello. Sentí tus uñas clavarse en mi espalda mientras entraba en vos.
Tus ojos estaban cerrados mientras empezamos a movernos despacio,  disfrutando de las caricias en el cuerpo del otro,  sintiendo la calidez de nuestra piel, dándonos besos largos llenos de calor y pasión.
Aceleramos el ritmo, me incorpore sin salir de tu interior,  tus piernas reposaban en mis hombros mientras oíamos chocar nuestros cuerpos.  Dejaste salir algunos gemidos mientras mis manos acariciaban tus pechos guiadas por las tuyas. Nos miramos un segundo a los ojos, mordiste tu labio inferior como pidiendo que te bese, rodeaste una vez más mi cintura con tus piernas, acercando mi cuerpo al tuyo, logrando que nuestras bocas estén a pocos milímetros de distancia.
Nos besamos  como si el mundo se fuera a acabar, te movias de manera deliciosa debajo mío mientras acariciaba tus piernas y tus uñas recorrían mi espalda.
Sin salir de tu interior giramos en la cama, te incorporaste sobre mi mientras te movías arriba, hacia delante, bajabas y te movías hacia atrás una vez mas, eran movimientos rítmicos, cada vez más rápido, cada vez más profundo. 
Mis manos tomaron tus tetas, las acaricie y jugué con tus pezones mientras arqueas tu espalda,  haciendo que la penetración se sienta más profunda.
Apoyaste tus manos en mi pecho sin dejar de subir y bajar. Tus tetas reposaron en mi pecho mientras nos besabamos y movíamos juntos buscando aquellas posiciones que más placer te hicieran sentir.
Te llene de caricias mientras besaba tu piel, tus pechos parecían enrojecidos por tantos besos y mordidas, tu cola se habia puesto colorada de tantas nalgadas.
Antes de darnos cuenta tus piernas rodeaban una vez más mi cintura mientras gemias y arañabas mi espalda. Mordía tu cuello mientras te penetraba una y otra vez sin parar. 
Nos miramos y sin detenernos un instante me movi más rápido. Mordiste mi hombro, tus piernas presionaron mi cintura a la vez que un suave temblor recorrió tu cuerpo, a su vez pudiste sentir ese gemido que escapo, pudiste sentir en tu interior como nuestros fluidos se encontraban en tu interior
Con los ojos entreabiertos,  los latidos del corazón a toda velocidad y la respiración agitada nos besamos una vez más. Me abrazaste y recosté mi cabeza en tu pecho.
Eramos uno, no quería salir de tu interior y tus piernas aún rodeando mi cintura me hicieron entender que sentías lo mismo
Nos besamos mientras sonreías y me preguntaste si era así que lo soñé,  mire tus ojos y dije que ni mis mejores sueños se acercaban a ese hermoso momento que acabamos de compartir.
Fue una noche diferente, no fue el primer beso ni la primera vez, pero fue nuestro primer beso, nuestra primera vez y la primera vez que me hiciste sentir que con tus besos puedo llegar a tocar el cielo…

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