Hace casi un año que hablábamos y unos pocos meses menos que nos veíamos. Cuando pasamos tiempo juntos siempre encontramos la forma de pasar un momento diferente e inolvidable y definitivamente jamás olvidaré esa peculiar noche de hace algunas semanas atrás. Nos encontramos por casualidad cuando salí de mi trabajo, o al menos así lo creí al principio. Dada la hora que era nos dirigimos a tomar algo, te quise invitar a un café pero preferiste que vallamos a tu casa que estábamos cerca y estaríamos más cómodos.
Fuimos caminando, eran pocas cuadras, durante el camino hablamos de varias cosas y de como había estado él día de cada uno hasta ese momento. Llegamos a tu casa y deje mis cosas en un rincón. Me ofrecí a prepararte un submarino mientras te cambiabas de ropa. Aceptaste, te dirigiste a tu cuarto y yo puse a calentar el agua mientras veía tu cola al caminar, te diste cuenta de ello y mientras reías comenzaste a mover un poco más las caderas al avanzar.
Entraste a tu cuarto y me sentí tentado a espiar mientras te cambiabas pero sonó mi celular y al fijarme note que era un mensaje tuyo diciendo que no intente espiar que ya salias. Preparé él submarino y algo para mí. Lleve ambas tazas al comedor mientras te esperaba, me senté dándole la espalda a la puerta de tu cuarto. Me estába estirando cuando oí la puerta abrirse, quise mirar pero tapaste mis ojos con tus manos. Y me diste un suave beso, fue un beso corto, pero muy tierno, con una suave mordida en mis labios al alejar tu boca de la mía.
Caminaste a mi lado y te sentaste sobre mis piernas. Rodeaste mi cuello con tus brazos y entonces noté que tenias puesto un vestido que llegaba hasta la mitad de tus caderas. Me abrazaste y agradeciste él submarino mientras me decías que en ese momento tenias otros planes antes de tomarlo. Me besaste nuevamente, te pusiste de pie y dejaste que la tela de tu vestido se deslice por tu cuerpo quedando sólo en ropa interior. Un juego de ropa interior que casi se transparentaba color verde.
Quedé atonito recorriendo tu cuerpo con la mirada. Deseando desnudarte en ese mismo momento. Tomaste mi rostro y me besaste mientras quitabas mi remera, dijiste que en esa ocasión las cosas serían un poco distintas. Tomaste mi mano y me llevaste hasta tu habitación, estábamos parados junto a tu cama, nos besamos y rodeaste mi cuello con tus manos, mis manos tomaron tu cintura y lentamente bajé hasta tocar tu cola. Tomaste mis manos, reiste y me dijiste que serías vos quien decidiera qué y cómo iba a pasar. Quitaste mis manos de tu cola y colocaste tu mano en mi pecho, haciéndome retroceder hasta que choqué con tu cama, me senté en ella e hiciste que me recueste mientras me besabas.
Recostado desde la cama veía que hacías, algo sorprendido por tu actitud. Rodeaste la cama y te seguí con la mirada, me veías como intentando decidir que harías conmigo. Finalmente sonreiste, te paraste delante mio y sentí tus piernas a los lados de mi cuerpo, besaste mi pecho, subiste a mi cuello y diste suaves besos mientras mis manos recorrían tu espalda, apartaste mis manos, miraste mis ojos y dijiste que no me habías dado permiso para tocarte para luego morder mis labios. Te incorporaste, giraste en la cama sobre mi cuerpo e hiciste a un lado la tela de tu tanga dejando tus labios justo delante de mi boca, tomaste mi cabeza y la acercaste mientras me decías que querías sentir mi lengua en ti.
Bese tus labios, los recorrí lentamente subiendo y bajando con la punta de mi lengua mientras movías tus caderas guiando mis movimientos. Tu mano hacía a un lado la tanga mientras abrías tus labios y me pedías que no pare, mi lengua exploraba tu interior y daba suaves succiones a tu clítoris cada vez que con tus movimientos quedaba a la altura de mis labios. Tenías una mano apoyada en mi pecho, sentía como te balancebas arriba mío acercando tu intimidad a mi boca y ayudándome a explorar un poco mas profundo con cada movimiento, arqueabas tu espalda, cada gemido era distinto al anterior, un poco mas intenso, un poco mas profundo, en cada gemido se oía mi nombre y pedías que no me detenga. detuviste tus movimientos, giraste una vez mas en la cama y quitaste tu tanga.