No era la primera vez que nos veíamos, llevamos hablando bastante tiempo y sin dudas cuando nos vemos el tiempo parece volar. No es raro que nos quedemos hablando largo rato pero ese día era diferente. Por fin habían coincidido nuestros francos y pudimos juntarnos para tomar mates, cómo era temprano vestias una remera musculosa y un jean. Antes de darnos cuenta se hizo de noche así que te invité a comer algo. Decidí preparar algo que te guste. Luego de la comida y de hablar largamente de muchas cosas decidimos poner una película. Apagamos las luces y nos acomodamos en el comedor, pusimos ambas sillas juntas, gire la mía para que pudieras recostarte en mi pecho y pusimos pochoclos en un bowl mientras elegimos que ver. Mientras veíamos la película hacíamos acotaciones y nos reíamos, por la posición en la que estábamos no podía evitar sentir el perfume en tu cabello. Pase mis brazos rodeando tu cuello abrazándote desde atrás. Dejaste tus manos sobre las mías algunos minutos mientras estábamos en silencio. Dijiste estar incómoda, así que te levantaste y te sentaste un poco más atrás, haciendo que tú espalda quedé sobre mi pecho y con mis manos te abrace pasando por tu cintura. Estando así no me pude contener y bese tu mejilla. Te reíste, preguntaste que hacía mientras apoyabas tu frente en mi mejilla. Te dije que tú perfume me encanta y que me fue difícil contenerme. Me miraste y con la poca luz que había pude notar tus ojos, siempre profundos, siempre tan encantadores y atrayentes. Casi sin darme cuenta te besé. Tus labios se sintieron cálidos, suaves. Eran besos cortos, tus labios se sentían húmedos y tú perfume cautivaba mi mente. Mis manos comenzaron a recorrer tu vientre, te hice cosquillas sin querer y entre risas te diste vuelta en la silla. Te sentaste sobre mis piernas, tus piernas estaban a los lados de las mías mientras nos dábamos besos cada vez más largos. Sentía tus labios, tú lengua que se enredaba con la mía mientras tus brazos rodean mi cuello y mis manos recorrían tu espalda. Sin pensarlo mientras te besaba comencé a levantar tu remera mientras quitabas la mía. Luego de quitar tu remera bese tus labios, lentamente fui bajando hasta llegar a tu cuello, guiabas mi boca por tu piel usando tus manos. Desprendi tu corpiño y deslice los breteles por tus brazos hasta dejar tus pechos desnudos delante mío. Bese desde tus hombros hasta tu pecho. Acaricié tus pechos mientras los acercaba a mi boca, los bese, recorrí cada centímetro dando suaves mordidas. Lamí y succione tus pezones mientras te daba suaves masajes en los pechos y tus manos me guiaban por las zonas que te daban mayor placer. Tomando mi rostro me hiciste mirar hacia arriba y nos besamos una vez más, está vez sintiendo la calida piel de tus pechos y tus pezones sobre mi piel. Tomé tu cola y te subí a la mesa, apoyaste tus codos en la superficie y te recostaste hacia atrás, bese tus pechos y baje por tu vientre mientras te desprendia el jean y lo bajaba lentamente, dejando solo tu tanga puesta. Lo que veía me dejaba sin palabras, te veías aún más hermosa de lo que podría haberme imaginado. Con la poca luz que había tu silueta se resaltaba y tu figura se veía aún más cautivadora. Me preguntaste si me gustaba lo que veía y te dije que me dejabas sin palabras. Tomaste mi rostro y me dijiste que la mesa estaba fría, reímos. Te tome por tus caderas y teniéndote alzada, mientras te besaba te lleve a mi cuarto. Encendiste la luz al pasar, te recosté en la cama y mientras te besaba me hiciste acostar, te pusiste arriba mío y mientras nos besábamos te movías suavemente. Mordiste mi cuello, bajaste por mi pecho mientras desprendias mi jean y lo quitabas. Quedamos ambos casi desnudos, nos besamos, con tu mano tomaste mi erección por encima del boxer, mi mano recorrió tus piernas hasta llegar a tus labios, quitaste mi pene del boxer a la vez que hacía a un lado la tela de tu tanga para poder acariciar tus húmedos labios. Nos besábamos mientras nos masturbabamos mutuamente, te arrodillaste en la cama y mientras bajaba tu tanga sentí como tu mano continuaba bajando y subiendo a la vez que tú lengua hacia contacto con mi glande. Quite tu tanga y mordí tu cola mientras comenzabas a subir y bajar tu cabeza. Sentír tú lengua haciendo contacto con mi erección era delicioso, te sentía jugar con mi glande, lamer el tronco mientras tú mano bajaba y subía de forma rítmica. No pude contenerme y pase mi cabeza entre tus piernas, comencé a besar tus labios sin dejar de meter mis dedos en tu interior. Acariciaba tu cabeza mientras movías tus caderas guiando los movimientos de mi lengua por tu intimidad. Comencé a mover mis manos cada vez más rápido, buscando hacer que acabes, sentí como dejabas escapar leves gemidos en respuesta a mis movimientos, sentí como tu cuerpo se quedó quieto y se tensaron los músculos de tus piernas segundos antes de que un inconfundible sabor inunde mi boca. Sin salir de esa posición te pedí que no sigas chupando porque me harías acabar. Seguí lamiendo tus labios mientras sentia cómo te incorporabas. Sin dejar de darme la espalda con tus piernas a los lados de mis caderas acomodarte mi miembro entre tus labios y lentamente entré en vos. Te movías lentamente haciendo movimientos circulares mientras acariciabas tus pechos y mis manos recorrían tu espalda y tomaban tu cabello. Sentía tu calidez y humedad mientras subías, hacías tú cuerpo levemente hacia adelante y al bajar un poco hacia atrás logrando que acaricié tu punto g . Tus movimientos eran rítmicos, ese ciclo se repetía cada vez de forma más rápida, más profunda. Me incorpore sin salir de vos y acaricié tus pechos mientras besaba tu espalda. Giramos en la cama haciendo que quedes en 4, tomé tu cintura mientras te penetraba y admire tu hermosa cola una vez más. Te tome del pelo, acaricie tu espalda y tome tu cola con firmeza para luego besar tu cuello una vez más. Me miraste sobre tu hombro y nos besamos una vez más. Salí de tu interior y te recostaste boca arriba en la cama, mientras te besaba volví a penetrarte y mientras besaba tu cuello nos moviamos juntos disfrutando del cuerpo del otro. Sentía tu piel cálida, bañada en finas gotas mientras tú respiración estaba acelerada. Tomaste mi cuello mientras tus piernas rodeaban mi cintura y nos besabamos. Tu respiración se sentía entrecortada, tus ojos se cerraron con fuerza y tús piernas apretaban mi cintura, me abrazaste fuerte, tus uñas se clavaron en mi espalda y pude sentir los rápidos latidos de tus corazón a la vez que mi cuerpo se tensióno y juntos llegamos al orgasmo. Luego de algunos segundos que parecieron minutos nos miramos a los ojos, nos besamos y antes de salir de tu interior te mire a los ojos y pregunté si sabías cuentas veces soñé con vivir un momento así....