Capítulo 18

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Dos horas después, Kurt por fin se fue a su casa para darse una ducha y ponerse algo lindo. Izzy pasaría por el a las 8 para llevarlo a cenar con sus padres.

Era gracioso como una salida con un chico lo llevó a otra salida con otro chico. Platicaba con Axl, claro, pero sin acercarse demasiado y ese día al recoger el dinero le llevó de regalo un lindo collar de plata con un zafiro incrustado.

«Te regalo esto como amigos» había dicho para después darle un abrazo muy de machos, cuerpo separado con sus rostros girados a lados contrarios y golpecito en la espalda.

Frente al espejo se colocó el collar y estaba listo. Vestía un jean super negro (porque de ninguna manera se pondría uno de vestir), una camisa de su talla color melón, saco negro, corbata y botines negros. Su cabello estaba peinado en una cola de caballo y se había colocado un poco del maquillaje que Axl le había regalado para ocultar sus ojeras y el leve moretón que aún se notaba; se dio un toque de un  rico perfume que lo hacía oler a hombre... No es que no lo fuera pero normalmente no usaba perfumes, y ahora sí, cuidado señoritas... Kurt se rió, lastima por ellas porque era bien gay.

Miró la hora en su móvil, casi eran las ocho. Lo guardó en el bolsillo interior de su saco junto con su cartera con la tarjeta de débito que le había dado su mamá... por si acaso.

Bajó las escaleras y se sentó en el sofá.

Unos pasos se hicieron oír bajar las escaleras y se encontró con su madre quien se sentó en otro sofá frente a él.

—Te ves muy guapo, cariño.

Kurt le dio una sonrisa. —Gracias, mamá y gracias por la tarjeta.

Ambos soltaron una risa.

—Solo será esta vez, Kurt, no quiero que te echen una otra deuda enorme encima, ya bastante tienes con una, no duermes lo suficiente. —dijo Wendy Cobain preocupada.

—Entiendo, gracias.

—¿Cómo vas con eso? Por cierto.

El rubio suspiró. —Solo hemos dado 440 dólares, tenemos dos semanas para completar lo demás.

La señora Cobain frunció el ceño. —¿440? ¿No es muy poco?

—No, de hecho, es bastante, con lo que gana Axl apenas hubiéramos completado 400 en el mes.

—¿Lo que gana Axl? ¿Cuánto gana, cariño? ¿De qué trabaja?

—Su padre le da 50 a la semana y trabaja como repartidor de pizza por otros 50.

La mujer abrió su boca sorprendida y frunció el ceño molesta.

—Aguarda, este Axl, ¿da sólo 100 dólares? ¿Estuviste de acuerdo? ¿El te invitó o tu a él?

El rostro de Kurt quedó en blanco, no entendía a donde quería llegar su madre.

—No, mamá, el a mi, ¿de qué hablas?

La señora Cobain se puso de pie y caminó hasta sentarse al lado de su hijo.

—Hijo, ¿no te das cuenta? ¿Nadie te lo ha dicho? ¿Dave o Krist?

—¿Qué? Mamá no te entiendo.

Ella suspiró, por Dios, le querían ver la cara a su hijo.

—Kurt, dime... ¿Cuánto ganas de niñero?

—90 dólares.

—90 de 4 pm hasta que la señorita Dove llega que puede ser de 6 a 8 pm 6 días a la semana y si lo necesita también en domingo. —Kurt asintió. — Y aparte ganas haciendo pasteles, los das en 20 dólares más o menos, tu los haces, te frustras, lloras, te rindes y me pides ayuda porque no te sale alguna receta y haces al menos cinco en la semana. Ganas al menos 100 dólares de eso, cariño.

Kurt asintió pero aún no comprendía. La mujer suspiró.

—Kurt, este chico da 100 dólares de los cuales solo la mitad los gana trabajando y tu, cariño, ganas mínimo 190 a la semana, trabajas doble... ¿Por qué tu das más dinero que él? Si el quiso hacer la salvajada que te hizo, mínimo el debería pagar más, bebé, la semana pasada pusiste 60 y hoy otros 190, tu has pagado 250 dólares y-

—Mamá, hasta hoy recibí mi paga de niñero, está bien, no te-

—No, Kurt, no está bien. —interrumpió la señora Cobain. —Escucha bien, cariño, el trabaja por 50 dólares, tu por 190 o incluso más si haces más pasteles. No duermes, estás irritable y simplemente, pagas algo que no deberías pagar.

—Pero mamá, fui yo quien le pidió ayudarlo a pagar.

—Entonces solo dale 100 dólares, lo mismo que el pone y renuncias a tu trabajo de niñero para que puedas descansar.

—No, mamá, mientras más dinero mejor porque así podemos saldar esa de-

—Kurt, si no renuncias, lo haré yo por ti. —interrumpió la mujer y se puso de pie. —Le dirás al irresponsable y delincuente ese que solo le darás 100 dólares y fin de la discusión. Llamaré a Dove. No permitiré que te hagan una injusticia.

Kurt estuvo por replicar cuando el sonido del timbre interrumpió. Respiró profundo para calmarse y parecer tranquilo.

No podía creerlo, ¿enserio su madre era capaz de dejarlo sin empleo? Sí, lo era, se escuchaba tan decidida. Maldición.

Caminó hacia la puerta y la abrió. Era Izzy. Lo miró de arriba abajo porque en verdad lucía muy apuesto. Era común verlo vestido de negro o colores oscuros de manera informal, vestido de manera formal se veía muy distinto. Al parecer tampoco gustaba de usar pantalones de vestir porque llevaba jeans negros como el, se rió por ese detalle que tenían en común.

Llevaba unas botas pero de tiro un poco más alto, militares, un par de cadenas colgando de un lado de su cadera, camisa negra y saco negro. Su cabello aún se veía húmedo y alborotado y usaba un perfume que olía bastante varonil.

—Mucho gusto, muchacho, soy la mamá de Kurt.

La voz de la mujer los sacó del silencio que formaron al mirarse.

Izzy de inmediato tomó la mano que la mujer ofrecía para saludarse.

—Mucho gusto, señora Cobain, mi nombre es Jeffrey Dean Stradlin, pero puede llamarme Izzy.

—Muy bien, Izzy. ¿Puedo saber a donde llevaras a mi hijo?

—Claro, es un restaurante que eligió Kurt, Cunningham Hill, es algo caro pero no se preocupe por eso.

—Eso espero, Izzy. No quisiera que... Huyeran sin pagar. —ella rió un poco irónica y los dos chicos la siguieron un poco incómodos. —Bien, cuida bien de mi hijo, Izzy.

—Descuide, señora Cobain. Lo traeré sano y salvo.

Los tres se despidieron y ellos cruzaron el patio para subir al auto.

—¿Y tus padres? —preguntó mientras Izzy encendía el auto y comenzaba a andar.

—En el restaurante. Debemos darnos prisa antes de que ordenen sin nosotros.

Kurt le sonrió y después recordó las palabras de su madre. Tal vez una segunda opinión le ayudaría, pero al comentarlo en el trayecto, Izzy le dio la razón a ella.

Entonces, ¿Axl quiso verle la cara de tonto? Sintió decepción y ganas de golpearlo.

RED / KurtaxlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora