RED / Kurtaxl

Capítulo 23

Axl entró en la habitación de Kurt, este estaba despierto por lo que al instante volteó a verlo. Le dio una débil sonrisa, había intentado procesar lo que Krist había escuchado y al parecer lo había conseguido, después de todo, cayó en cuenta que el pelirrojo no le debía ninguna explicación sobre su vida.

Era lunes casi por anochecer.

—Hola, Kurt, ¿como te sientes? —preguntó Axl yendo hacia la camilla.

—Hola, Axl. No esperaba verte, me siento bien dentro de lo que cabe jaja —dijo riendo un poco.

—¿Te duele mucho? —preguntó el pelirrojo. La verdad no necesitaba respuesta, el mismo había pasado por ese estado en el hospital y en peores condiciones, había pequeñísimas cicatrices en su rostro de solo unos cuantos pedacitos de vidrios los que lo hirieron, Erin se llevó todo el daño.

—Si, el cuerpo y la cara, creo que quedarán cicatrices jaja

Axl le sonrió con dulzura. —No importa, aún con cicatrices te verás muy hermoso.

Kurt se sonrojó y desvío la mirada mientras intentaba suprimir una sonrisa, sintió calidez en su pecho pero de inmediato se arrepintió cuando recordó a Izzy.

—La verdad acabo de despertar, ¿has sabido algo de Izzy? Por favor, dime que está bien.

Axl borró su sonrisa y suspiró.

—Sigue inconsciente, te seré sincero... —se sentó junto a Kurt en la camilla y tomó su mano, este con timidez aceptó el tacto. —Los doctores creen que pueda entrar en coma si no despierta en las próximas doce horas.

El corazón del rubio se hundió y negó apresurado con las lágrimas al borde.

—No, no, yo lo vi antes de- de desmayarme, solo tenía cortes del cristal, dime que es una broma, Axl. —lo miró con ojos suplicantes.

—Su cabeza se golpeó contra el cristal y el tablero, Kurt... Lo siento.

Kurt se quedó quieto y bajó su mirada sintiendo las lágrimas recorrer sus mejillas.

El pelirrojo permaneció tomando su mano como apoyo emocional, después de todo, Izzy era su novio.

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El martes por la tarde, Kurt fue dado de alta con el collarín, medicamentos para el dolor e instrucciones para cuidar sus pequeñas heridas.

Jadeaba de dolor al caminar ya que el cinturón había causado moretones alrededor de la cadera y pecho y su cabeza palpitaba. Sus padres habían ido a recogerlo a pesar de su insistencia de permanecer ahí en espera de que Izzy despertara.

Al llegar a casa, su padre le ayudó a sentarse en el sofá de la sala mientras su madre le acomodaba los cojines para que estuviera cómodo.
Ambos se sentaron frente a él en el otro sofá y Kurt sabía que venía un gran regaño. No era para menos, puso en peligro su vida y su novio podía quedar en coma.

—¿En qué estabas pensando Kurt? —comenzó su padre.

El rubio bajó su cabeza.

—Alza la cabeza, Kurt, explícanos porqué hiciste eso, ¿Izzy te dijo que lo hicieras?

Ante la mención del pelinegro elevó su cabeza.

—No, fue mi idea, fue mi decisión, yo quise aprender a conducir y participar en esa carrera, no culpen a Izzy.

—Dudo mucho que tu supieras cuando y donde habría una de esas carreras clandestinas e ilegales, Kurt, tu eres un chico bien, dinos, ¿cómo supiste de esa carrera? Incluso dudo que Dave que es el más callejero de ustedes tres supiera eso.