Capítulo 26

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El vidrio de aquel auto lentamente subió conforme el conductor daba marcha al vehículo. El teléfono timbró un par de veces hasta que la llamada fue contestada.

—Está con el.

—¿Dónde?

—Hospital, calle Maine.

La llamada se cortó y al hombre guardó su móvil dentro de su saco. No le quedaba más que esperar cualquier orden.

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Axl y Kurt llegaron a casa del rubio. Al entrar les llegó un olor delicioso, era su madre quien preparaba el almuerzo.

Al oír que se cerraba la puerta, la mujer rubia salió de la cocina.

—Hola, chicos, ¿cómo está Izzy?

Axl se dejó caer de sentón sobre el sofá mientras que Kurt lo hizo con mucho cuidado apoyando su mano en el respaldo para no doblarse tanto, su cadera dolía. Wendy le quedó viendo al pelirrojo esperando que lo ayudara pero este estaba en sus sueños, la mujer sonrió rendida y negó, ese chico no tenía remedio.

—Está bien, ma, usa collarín y tiene vendas en la cabeza pero no tiene nada roto.

—El corazón nomas. —dijo Axl con una sonrisa triunfadora.

Kurt le lanzó una mirada mal.

—¿Terminaste con él? —preguntó ella. Su hijo asintió. —De acuerdo entonces... Creo que dejaré a Axl quedarse a comer y después se irá, saben a lo que me refiero. —terminó entrando de nuevo a la cocina.

Ambos chicos se miraron.

—Es una buena despedida, ¿no? —comenzó el pelirrojo alzándose de hombros. —Nos conocimos en un almuerzo y nos despedimos en un almuerzo.

El rubio sonrió algo nostálgico.

Cuando la comida estuvo lista, Wendy llamó a ambos a comer. Cuando llegó el señor Cobain, Axl se disculpó con los tres y dijo de todo para impedir que alejaran a Kurt de él pero estos se negaron. La decisión estaba tomada y con la salida del pelirrojo al terminar la comida, marcaron ese adiós.

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Había pasado ya una semana desde que Kurt cortó lazos con ambos chicos. Los extrañaba y desde el primer día sintió un bajón emocional y un vacío invadir su estómago, no había comido mucho y no había salido de su casa ni al jardín que tanto amaba cuando era niño.

La madre de Izzy solo llamó para comunicarle que este había salido del hospital unos días después de su visita con el pelirrojo. Estaba bien, solo adolorido y tendría que estar otra semana descansando en casa. Era lunes de nuevo y aunque no tenía ánimos, debía por fin, presentarse a clases.

Sus amigos fueron a visitarlo casi todos los días, para saber su estado y llevarle las actividades y tareas escolares y justo estaban esperándolo en su sala para partir a clases juntos. Kurt se sentía como si fuera la primera vez que asistiría a una escuela.

Revisó su atuendo. Jean azul claro y camiseta mangalarga a rayas blancas y azules junto a sus converse. Tomó su mochila llena de hojas y hojas donde estaba lo que debía presentar en las clases de ese día, aparte de los libros y cuadernos.

Bajó hacia la sala donde sus amigos lo miraban como a un nene pequeño que iría por primera vez a un preescolar. Rodó los ojos cuando ambos lo abrazaron con cuidado de no mover el collarín. Sip, tenía que usar esa cosa como un mes más para evitar cualquier lesión en su columna que lo pudiera dejar inválido... Aterrador.

Y eso que se lastimó leve, no imaginaba cuanto cuidado debían tener con el cuerpo de Izzy. Suspiró cuando recordó ese nombre, bueno, apodo.

—Te ves bien, amigo, algo flaco. —dijo Dave con una sonrisa.

—Siempre he sido delgado. —les recordó.

—Pero no como ahora. —dijo Krist observándolo de pies a cabeza. —Pareces la pierna de Nathanael Cano.

Kurt y Dave fruncieron el ceño.

—¿Y ese quién es?

—Un famoso mexicano.

—En su casa lo conocen. —dijo Dave. Krist soltó una risa.

—Como sea, ¿nos vamos? —dijo Kurt yendo ya hacia la puerta.

Wendy salió de la cocina mientras limpiaba sus manos con una servilleta.

—¿No vas a desayunar?

—No, mamá, no tengo hambre, comeré algo en el camino.

—De acuerdo pero no dirás que no al almuerzo que te preparé, espera aquí. —entró de nuevo y salió con una lonchera que le dio a su hijo. Kurt sonrió y reconoció el olor que salía de ahí, eran los mismos camarones que le había preparado a Axl la primera vez pero ahora no iba a envenenarlo.

Los tres chicos salieron de casa y se treparon al nuevo auto de Novoselic.

—O sea que, ¿mientras yo moría tu estabas comprando este auto? —cuestionó Cobain con diversión. Krist le guiñó el ojo.

—No me lo tomes a mal, piernita.

Dave soltó una risa mientras que Kurt le dio un zape al grandote.

Al llegar a la escuela, era como si fuera famoso, todos lo veían, muchos lo saludaban y otros pocos se acercaban a preguntar sobre su estado de salud. No entendía como es que se enterraban de todo si nunca veía una cara conocida fuera del campus, era como si todos se escondieran ahí afuera y solo aparecieran dentro y ahora de la nada, sabían sobre lo que le pasó a el e Izzy... Universitarios chismosos.

Ah, sí y también recordó que traía puesto el collarín y curitas sobre las heridas más grandes sobre su rostro.

Por cortesía, sus amigos les comentaron sobre el estado de Jeffrey a quienes preguntaron porque no querían que el rubio si quiera recordara ese nombre, no después de que Axl fue de chismoso a contarles para pedirles que no se le acercara Izzy cuando volviera a clases.

Kurt desayunó algo simple en la cafetería, un sandwich y un yogurt y entonces fueron a sus clases y conforme pasaban estas, iba entregando las tareas correspondientes.

Al salir a receso, fueron de nuevo a la cafetería donde abrió la lonchera y empezó a comer. Sin previo aviso, su mesa fue invadida por los amigos de Axl pero sin este.

—Hola, pastelito, me alegra que no se te saliera el relleno. —dijo Slash riendo pero al ver como lo veían mal al bromear con un accidente dejó de reír. Kurt le sonrió compasivo.

—Yo también, Slash.

—Y, ¿saben algo de Izzy? —cuestionó Steven.

Kurt desvió la vista hacia su comida para dejar a sus amigos encargarse de ese tema.

—Ya está en su casa y estará ahí otra semana más, está más lastimado que Kurt. —dijo Dave y los recién llegados asintieron comprendiendo.

—¿Dónde está el mechitas mi alegría? —preguntó Krist dándose cuenta que Axl no estaba presente.

Los chicos se encogieron de hombros mientras que Steven señaló hacia una mesa algo lejana. Voltearon hacia allá para ver como Axl estaba sentado solín solito comiendo su almuerzo mientras los veía con ojos de cachorro abandonado. Dave soltó una carcajada.

Kurt comprendió que en verdad estaba tomando eso de alejarse muy enserio y se rió.

—Traelo aquí, Steven. —le pidió al otro rubio sentado frente a el. Este asintió y caminó hacia el para solo tomar su almuerzo como si nada y regresarse y colocar la bandeja entre el y Kurt. Axl se quedó quieto cuestionandose qué demonios pero se puso de pie y camino hacia la mesa donde tomó asiento.

—Creí que nos habíamos despedido, rubito bonito.

Kurt le sonrió de lado y le guiñó el ojo.

—Solo es un almuerzo, Axlito.

RED / KurtaxlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora