El entrenamiento es exhaustivo, deja al joven Maximus muy cansado. Él y Nequiel no han vuelto a hablar de los Inteligibles, ni de los Invisibles, pero parece que su mentor está alerta, preparado para todo. Han pasado tres días desde el mensaje, así que el joven sigue tratando de asimilarlo, aunque al fin y al cabo cree que no es tan difícil.
—Sebito, hoy van a venir de nuevo. Van a enseñarte algo.
Es lo primero que le dice su mentor cuando Maximus aparece en la cocina restregándose los ojos legañosos.
—¿Quiénes? —dice con un bostezo, algo desorientado.
Nequiel opta por tirarle algo de agua a la cabeza y así Maximus termina de despertarse.
Es increíble lo agradable que puede llegar a ser este hombre.
—¿Quién va a ser, hijo? —exclama con su voz rasgada.
Maximus asiente, agitando sus brazos mojados como si fuera un pájaro que quiere echar a volar. Nequiel le lanza una toalla que Maximus atrapa para secarse, a la vez que se sienta para tomar su desayuno.
—¿No es peligroso? Quiero decir..., nos están vigilando, ¿no?
Nequiel se ríe con gusto y da un trago a su amada botella plateada. Maximus empieza a dudar que sin ella pudiera seguir viviendo.
—Sí, claro, cree lo que quieras; pero te apuesto lo que quieras a que no más que otras veces —hace una pausa y le da un mordisco a una de esas tostadas—. Además, peligros a mí..., ja.
El joven apura sus dos tostadas rápidamente antes de ayudarlo a sellar ventanas y puertas para hacer de la casa una fortaleza tan impenetrable como La Élite. Entonces ocurre. Llegan. Esta vez no son tantos; solo los Intrusos.
—Bienvenidos —dice Nequiel con una inclinación de cabeza.
Los demás le corresponden. Maximus se fija en los rasgos que comparten.
Nequiel debe de ser uno de ellos.
—Solo han venido ellos porque en caso de emergencia podrían decir que son parientes —explica.
—Pero..., ellos lo conocen todo y...
—¿Y qué no sabemos hacer magia? —le responde uno.
Es el que el otro día se identificó como líder. Deena creo recordar. Y también creo que estas criaturas pecan de su arrogancia.
—Está bien, vamos a ello —dice Nequiel.
Toman asiento en torno a la mesa guardando silencio. Los ojos de Maximus se posan por accidente en una cabellera roja como el fuego y sus ojos azules se chocan con los de él, de color tierra. Inmediatamente baja la mirada. Nunca había visto una chica de su edad.
Y esta es muy peligrosa.
—Contadle el plan.
—¿Es de fiar? —dice Deena.
Nequiel bufa. Maximus reprime un resoplido.
Estoy aquí contra mi voluntad, pero bueno, tengo que formar parte de algo.
—No os hubiera llamado de otra forma.
—Tú siempre te precipitas —lo acusa una mujer algo más mayor.
Todos lo corroboran. También Maximus, pero permanece en silencio.
Tal vez esperen más de mí de lo que soy. Soy solo un chico de diecisiete años que tiene que ser nombrado Agricultor en un futuro.
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Sombras del tiempo
Fantasía«Tres historias. Dos mundos. Una guerra. Un solo vencedor.» En Carena, un mundo gemelo a la Tierra creado por diosas para corregir los errores de la humanidad, la paz se ve amenazada por una guerra sin precedentes. Siena, una joven princesa atrapada...