PARTE V. RISKA

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No habían pasado muchos años hasta que la estabilidad volvió a Carena de la mano de un rey, pero sobre todo de una reina

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No habían pasado muchos años hasta que la estabilidad volvió a Carena de la mano de un rey, pero sobre todo de una reina. Sin embargo, todo lo que hizo ella pronto cayó en el olvido. De eso se encargaron las criaturas dotadas de las artes del tiempo, tratando así de ensalzar la figura del rey.

Al final su recuerdo se desdibujó de la mente de todos a cuantos había conocido con el paso de los años. Lo mismo ocurrió con todo lo que hizo. Su existencia había quedado reducida a cenizas. Una sombra de lo que algún día fue.

Cuando un día, las diosas hicieron desaparecer a la reina tras imposibles misiones de rescate a la Tierra, hicieron creer a todo un pueblo que la reina había partido en busca de aventuras, dejando atrás a su recién nacida hija en un mundo de hombres.

Pero nada fue más lejos de la realidad. Aquella a la que mil nombres habían dado, partió una vez más, pero por primera vez de mala gana. Dejando a la única descendiente mujer a la que había alumbrado en toda su existencia. Desde el primer momento sintió un amor incondicional e irrevocable por ella. Fue la criatura que robó su corazón por primera vez en siglos. No podía abandonarla sin más, a merced de todo tipo de amenazas.

De modo que, por una vez, venció al temor de los peligros del tiempo. Se sumergió en él intentando que le devolviera todo lo que ella le había otorgado. Navegando entre sus olas se encontró a sí misma, y de esta manera regresó junto a su hija. Solo que nadie sabía quién era esa mujer que la acompañaba, así que juntas se encargaron de crear un recuerdo de aquella mujer, cuya primordial misión sería encargarse de su primogénita, rebelándose por una vez al dictamen de las diosas.

Una vez arreglado el asunto, pudo partir con el corazón roto hasta un destino incierto, del que jamás volvió. Al menos no siendo la misma. Pero con la certeza de que una parte de ella había permanecido siempre junto al ser que más le importaba en el universo.

Aquello fue sin duda la brecha que quebró el último rayo de devoción que le quedaba a la primera humana por sus diosas. Eso fue lo que jamás les podría perdonar. Y fue lo que le hizo finalmente darse cuenta, que solo era una pieza más en el tablero a merced de las voluntades de las más grandes. Comprendió que su destino nunca sería suyo, y eso la hizo perderse más que nunca entre la bruma. 

Sombras del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora