Khao sonrió, pensando que, cuanto más tiempo pasaba con él, aquel humano le iba pareciendo cada vez más apuesto.
-Entonces te ganas la vida protegiendo a tu especie. Eso está bien.
Pod se acercó más a Khao en el sofá.
-Bueno, de hecho no sé qué voy a hacer ahora. Tengo el presentimiento de que tendré que conseguir otro empleo.
El repique de un reloj lo llevó a preguntarse cuánto tiempo habían pasado juntos. Y cuándo saldría el sol.
-¿Qué hora es?
-Más de las cuatro.
-Debo irme.
-¿Cuándo puedo verte otra vez?
Khao se levantó.-No lo sé.
-¿Podemos ir a cenar?-Se levantó de un salto-. ¿A comer? ¿Qué vas a hacer mañana?
Khao tuvo que reírse. -No lo sé.
Nunca antes lo habían cortejado. Era agradable.
-Ah, diablos-murmuró Pod-. Estoy arruinándolo todo mostrándome tan ansioso, ¿no es así? -Se llevó las manos a las caderas y bajó la mirada hacia la alfombra, disgustado consigo mismo.
Khao dio un paso adelante. La cabeza de Pod se alzó de golpe.
-Voy a tocarte ahora -dijo Khao suavemente-. Antes de marcharme. -Los ojos del hombre brillaron-. -Puedo, Pod
-Donde quieras -susurró Pod.
Khao alzó la mano, pensando en que sólo la posaría sobre su hombro. Pero sus labios le fascinaban. Los había visto moverse mientras hablaba, y se preguntaba cómo sería su textura y su sabor.
-Tu boca -dijo Khao-. Pienso que es...
-¿Qué? -preguntó Pod con voz ronca.
-Adorable.
Colocó la yema del dedo sobre su labio inferior. Pod jadeó con tal fuerza que inhaló el perfume de la piel de Khao, y cuando lo exhaló con un estremecimiento, regresó a Khao cálido y húmedo.
-Eres suave -dijo Khao, rozándolo con el índice. Pod cerró los ojos.
Su cuerpo emanaba un aroma embriagador. Khao había percibido la seductora fragancia desde el momento en que Pod lo había visto por primera vez. Ahora, saturaba el aire.
Curioso, deslizó el dedo dentro de su boca. Los ojos de Pod se abrieron como platos.
Tanteó sus dientes delanteros, encontrando extraña la ausencia de colmillos. Al adentrarse más, sintió el interior resbaladizo, húmedo, cálido.
Lentamente, los labios de él se cerraron alrededor del dedo, lamiéndole la yema con movimientos circulares.
Una oleada de placer le recorrió el cuerpo.
Los pezones le hormigueaban y algo le sucedía entre las piernas. Se sintió dolorido. Hambriento.
-Quiero... -No supo qué decir.
Pod agarró su mano y echó la cabeza hacia atrás, succionando a lo largo del dedo hasta que salió de su boca. Con los ojos clavados en los suyos, giró la palma de la mano hacia arriba, le lamió en el centro y presionó los labios contra su piel.
Khao se reclinó contra Pod.
-¿Qué es lo que quieres? -preguntó Pod en voz baja--. Dímelo, dulzura. Dime qué quieres.
-Yo... no sé. Nunca me he sentido así.
Su respuesta pareció romper el hechizo. La cara de Pod se ensombreció, y le soltó la mano. Una maldición, suave y vil, se desprendió de él mientras se distanciaba.
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AMANTE ETERNO MEWGULF
Novela JuvenilUn Rey vampiro de sangre pura poco dispuesto a liderar su clan, su familia. Cada vez son menos, se están extinguiendo. Un chico que pensaba que los vampiros solo eran cuentos de hadas, hasta que se enteró que era mitad humano mitad vampiro. Uno de...