MARATÓN #3
Durante casi una hora, Gulf observó a sus dos secuestradores corriendo de un lado a otro como si estuvieran convencidos de que Mew vendría a buscarlo en cualquier momento.
¿Pero cómo sabría Mew dónde estaba? No creía que le hubieran dejado una nota de rescate.
Trató de liberarse una vez más de aquellas placas metálicas que lo tenían inmovilizado. Desesperado, miró al otro lado del granero. El sol se estaba poniendo las sombras empezaban a alargarse sobre el césped y el camino de gravilla.
Cuando Billy, cerró las puertas dobles, Gulf pudo captar una última imagen fugaz del cielo oscureciendo, y luego lo vio correr unos gruesos cerrojos sobre las puertas.
Estaba convencido de que Mew vendría a buscarlo. No le cabía la menor duda. Pero seguramente tardaría horas en encontrarlo, y no estaba seguro de que le quedara tanto tiempo. Billy Riddle miraba su cuerpo con tanto odio, que temía que en cualquier momento perdiera la razón. Y no le faltaba mucho para ello.
-Ahora esperaremos -dijo el hombre rubio, consultando su reloj-. No tardará mucho. Te quiero armado. Pon una pistola en tu cinturón y átate un cuchillo en el tobillo.
Billy se colocó las armas con verdadero entusiasmo, además tenían mucho donde escoger. Había suficientes semiautomáticas, escopetas y cuchillos afilados para equipar a todo un destacamento militar.
Nada más elegir un cuchillo de caza de treinta centímetros, se volvió a mirarlo.
Las palmas de sus manos, antes frías, ahora estaban húmedas por el sudor.
Dio un paso adelante.
De repente, Gulf aguzó el oído, y miró hacia la derecha al mismo tiempo que los dos hombres. ¿Qué era ese sonido?
Era como un retumbar. ¿Un trueno? ¿Un tren? Cada vez sonaba más fuerte.
Y luego oyó un extraño tintineo, como si el viento agitara unas campanillas. Sobre la mesa donde estaba la munición, alineada, saltaban las balas sueltas, chocando entre sí.
Billy miró fijamente a su jefe.
-¿Qué diablos es eso?
El hombre respiró profundamente mientras la temperatura descendía unos veinte o treinta grados.
-Prepárate, Billy.
El sonido ya se había convertido en un rugido. Y el granero temblaba tan violentamente, que el polvo de las vigas caía formando una fina nieve que invadía el aire, enturbiando la visión corno una espesa niebla.
Billy levantó las manos para protegerse la cabeza.
Las puertas del granero se astillaron al ser abiertas de par en par por una fría explosión de furia. El edificio entero se movió bajo la fuerza del impacto, vigas y tablas se tambalearon emitiendo crujidos similares a un gemido ensordecedor.
Mew ocupaba el umbral de la puerta, el aire a su alrededor venía cargado de venganza, de amenaza, de promesa de muerte. Gulf sintió sus ojos fijos en él, y luego un estruendoso rugido de guerra salió de su garganta, tan fuerte que le hizo daño en los oídos. A partir de entonces, Mew se convirtió en dueño y señor.
Con un movimiento tan rápido que sus ojos no pudieron seguirlo, se dirigió hacia el rubio, lo aferró y lo estrelló contra la puerta de un establo. El hombre no pareció inmutarse y le propinó a Mew un puñetazo en la mandíbula.
Ambos forcejearon, se embistieron y se golpearon, chocando contra paredes, rompiendo todo lo que encontraban a su paso.
A pesar de las armas que llevaban, prefirieron el combate cuerpo a cuerpo, la expresión salvaje, los labios apretados y sus tremendos cuerpos chocando entre sí, soltando chasquidos con cada impacto.
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AMANTE ETERNO MEWGULF
Teen FictionUn Rey vampiro de sangre pura poco dispuesto a liderar su clan, su familia. Cada vez son menos, se están extinguiendo. Un chico que pensaba que los vampiros solo eran cuentos de hadas, hasta que se enteró que era mitad humano mitad vampiro. Uno de...