Prólogo

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Levantarme, desayunar tan solo medio vaso de leche, salir al instituto y pasarme horas y horas estudiando, concentrada en las clases. Los recreos, algo más complicados, me los pasaba hablando con varios grupos de compañeros con los que no encajaba del todo o sentada en los baños, simplemente esperando a que pasara el tiempo y sonará por fin la campana y tocará irnos a casa. La verdad es que en casa, la cosa no es que fuera del todo bien. Siempre peleas y más peleas, y al rato siguiente actuaban como si nada. 

Cada hora que pasaba, cada minuto, me metía más en mi burbuja, en mi pequeño mundo en el que parecía que era el único sitio dónde podía ser libremente yo. Frustración. Era eso lo que sentía a lo largo del día. Me cabreaba, y mucho al pensar que no había nadie en este mundo que me pudiera entender, que me pudiera comprender. Que me quisiese querer. 

Supongo que esta es mi historia, una vida normal e inocente hasta que le conocí a él. Esa persona que puede iluminar tu mundo con una sola mirada y esa que hace que quieras seguir viviendo.

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora