29. el odio

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Sangre. Gritos. Ruidos. Gente. Ambulancia. Dolor.

No podía parar de llorar. No me llegaba a creer lo que habían visto mis ojos.

El vídeo era horrible.

Spencer estaba muy borracho, le empieza a pegar a un chico, a darle puñetazos muy fuertes, al chico le empieza a salir sangre, mucha sangre... La gente corre de un lado para otro, unos gritan, otros llaman a la policía. El chico está inconsciente sobre el suelo y él le sigue pegando con aún más fuerza, como si quisiera matarlo. No sé qué pasó después, es como si aquello se hubiera esfumado de todas las noticias. Solo quedaba ese vídeo, un vídeo completamente desgarrador... Necesitaba una explicación y pensaba conseguirla.

Estaba cabreada por cómo había actuado, pero sobre todo me jodía que no me lo hubiera dicho, que no confiara en mí, que pusiera en duda lo que teníamos.

Entro en su habitación enfadada, gritando.

¡Cómo puedes haber hecho algo así!¿Qué clase de persona eres?¿Qué monstruo hace eso? -

Estaba sentado, viendo algo en su ordenador. Se abalanzó hacia mí en cuanto me oyó pronunciar aquellas palabras... MONSTRUO

¡No tienes ni puta idea por lo que tuve que pasar! -

Me hacía daño, me encerraba en sus brazos, apretando cada vez más y más. Tenía miedo, no sé qué me puede pasar con él. Nunca lo sabía.

Suéltame, digo que me sueltes  -  digo empujándolo, separándolo de mí

Ves, por eso no quería que supieras nada, joder, a la mierda todo... -

Se sienta en el borde de la cama, triste. Simplemente, jodido.

Lloro desconsoladamente. Me siento a su lado. Esperando.

Estaba muy mal, no sabía lo que hacía, le vi el más débil y me lancé sobre él, descargando mi rabia. Se llamaba Tom, tenía 16 años y estudiaba en mi mismo instituto. Pasé una semana en la cárcel cuando mis padres pagaron la fianza y me sacaron. Nunca pusieron una denuncia, nada. Fue una de las razones por las cuales mis padres decidieron venirse aquí. Nadie nunca me ha preguntado nada y me ha hecho sentir por una vez que era normal, que no era culpable de lo que había hecho.

  Solo me hubiera gustado que me lo hubieras contado tú , Yo también he pasado por momentos difíciles y lo sabes porque confío en ti y sé que me vas a escuchar. No quiero que me cuentes qué más hiciste, no lo quiero saber. Necesitamos darnos un tiempo para... No, en realidad necesito darme el tiempo yo, tiempo para asimilar todo lo que ha pasado.


   Cojo la sudadera que me había dejado el otro día en su casa y me voy por la puerta. Me salta una notificación en el móvil. Se ve que a Kate y a Zoe no les bastaba con humillarme en el instituto , sino que también lo tenían que hacer fuera.

Mi vida estaba llena de altibajos, a veces me he encontrado muy bien con mi cuerpo, a veces solo quería dejar de existir, a veces me apetecía salir a la calle y bailar y a veces solo quería estar en la oscuridad. Es imposible dejar que no te afecten las despedidas. Y es que si lo piensas, en tu vida pasa un montón de gente que se va a quedar, que se va alejar, que te va a hacer mucho daño o que a lo mejor te va a impulsar a ser una versión mejor de ti mismo. Tengo amigos, tengo gente aquí que verdaderamente les importo. Sin embargo gente que yo quería y que creía que se iban a quedar para toda la vida, gente que les mostré todo de mí; resultaron ser la gente que más me hizo daño...Y aún con todo el cariño que recibimos, los seres humanos tenemos un gran defecto y es que siempre pensamos más en lo que nos va a hacer daño, en lo negativo, en lo malo; en vez de lo que de verdad cuenta en esta vida.

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora