17. nada de especial

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Pasamos la noche en el sótano de su casa, yo llorando, ella comiendo helado y juntas viendo Netflix en su sofá-cama. Son sobre las tres de la mañana y todavía no me he podido dormir, sigo recordando aquellas palabras que tanto me han clavado, esa mirada de odio y desprecio pero a la vez deseo que me ha dedicado...

Por lo menos ahora tengo en quién apoyarme, Emma. La primera vez que la vi me pareció superficial pero a lo mejor nadie es lo que parece ser y hasta que no llegas a su interior no les descubres del todo bien. Supongo que era eso lo que me pasó con Spence, no era quién me había imaginado, era mucho más oscuro y no sabía si estaba dispuesta a correr ese riesgo con él...

Tal vez mañana, cuando despierte, se hayan ido todas estas voces que no dejan de opacarme.

Además, solo es solo un chico entre millones en el planeta, ¿qué le hace tan especial?

Nada en verdad, solo su forma de mirarme, su tierna sonrisa, sus lentos besos en mi mejilla, sus brazos agarrándome cuando me caía, su forma de salvarme cuando nadie lo hacía...

Nada, no tiene nada de especial.

Hundo mi cabeza mientras una última lágrima cae suavemente sobre mi rostro rojo y doloroso.

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora