Mi vida era perfecta. Alumna de expediente, mejor amiga, hija ejemplar, etc. Sin embargo, no todo lo bueno puede durar tanto.
Supongo que todo se fue a la mierda el día de mi cumpleaños. Acababa de cumplir catorce y mis amigas y yo íbamos a ir a celebrarlo al parque. Al final, tuve que ir yo sola con mi madre y mi hermano pequeño al ver que todas lo cancelaron. Durante el resto del curso me ignoraron completamente, y yo como una cobarde no me atrevía a hablarles. Al año siguiente, entré en una tremenda depresión, empecé a suspender todas las clases, gritarles a mis padres... y hasta intenté suicidarme. Todo pasó muy rápido y ni siquiera me dio tiempo a reaccionar en el acto. Lo último que recuerdo es despertarme en el hospital con una gran cicatriz en el medio del pecho, justo al lado del corazón. Inmediatamente, me dieron medicación y recomendaron a mis padres unas terapias de rehabilitación con un tal Doctor Hedwins. Lo que nos trae al día de hoy.
Me presento, soy Lana y actualmente tengo 17 años. Me considero una chica con polos opuestos, reservada pero sociable, tranquila pero nerviosa y romántica pero con el corazón roto. Mido unos 175 cm, cosa que seguramente heredé de mi familia materna, a la que solo veo una vez cada año y casi no mantengo contacto. Tengo ojos miel, piel bronceada y pelo desordenado con ondulaciones de color castaño. Eso es lo que diría todo el mundo de mí, cosa de la que yo no estoy de acuerdo, no tanto por el físico sino por la persona que se esconde en su interior. Si nos paráramos a pensar, nuestro cuerpo es solo la coraza que nos hace funcionar, pero para nada es nuestra definición.
Estoy sentada en mi ventana con los auriculares puestos, está sonando "The less i know the better" de Tame Impala, justo lo que necesito ahora. Atardecer con música. Es la tarde del 5 de septiembre. Un puto año más encerrada en esa jaula a la que llamamos instituto, aunque por suerte este será el último. No sé qué me deparará el futuro, no tengo ni la menor idea. Soy una de esas personas que cree en el destino y en el karma. Mi madre por otro lado, es todo lo contrario, siempre tiene que tener su vida planificada al milímetro. Vera vive para el trabajo y la familia. Siempre se ha desvivido tanto por nosotros que casi no tiene tiempo para ella, para las amigas, para sus aficiones... Nadie sabe nada de Vera ni nadie se atreve a preguntar. Con respecto a mi padre, ronda sus cincuenta años, se dedica a la escritura y viene de una familia italiana humilde. Es el único que vuelve loco a mamá y consigue hacerla entrar en razón, aunque la paciencia y las reuniones sociales no sean precisamente lo suyo.
-Ethan, Lana, la cena está lista, bajad ya - grita mi madre desde la escalera.
Buah. Golpe de realidad. A veces me pasa que me centro tanto en mis pensamientos y en el momento que tan solo desconecto de la realidad y me transporto a otro mundo paralelo lejos de este. Bajo las escaleras corriendo y recorro el salón hasta salir a la terraza. La mesa ya está lista afuera. Miro el inmenso jardín que hay ante mis ojos, una zona de barbacoa, otra con la piscina y otra de hamacas y demás. Me encanta respirar aire fresco.
-¿Qué hay de cenar, papá? - pregunta mi hermano. -Comida- responde mi madre un poco borde. -Vale, vale, sargento... respondo con aire sarcástico. Nos reímos un rato y empezamos a comer las berenjenas rellenas. Mi familia era así, nunca se hablaban los problemas ni menos te preguntaban cómo estabas o cómo te había ido el día. Solo estaba para conversaciones superficiales y bromas. Cuando terminamos, ayudé a mis padres a recoger y mi hermano se tuvo que marchar porque había quedado con un par de amigos. Mientras estaba en la cocina mi madre me dijo las nuevas citas con el terapeuta y si me estaba ayudando a mejorar. Creo que es la única vez que me he parado a hablar con Vera durante esta semana, no sé, se me hace raro expresarle cómo me siento. Corto la conversación rápido y me voy a dar una ducha. Ellos se habían quedado en el salón viendo la tele y yo en mi habitación.
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Tenías que ser tú
Ficção AdolescenteUna chica desesperada por sentirse viva, un chico mayor que ella que le ayuda a levantarse y una historia de amores y mentiras. ¿Serán capaces de encontrarse a sí mismos por el camino, cuando ya hace tiempo que se han perdido? ¿Podrán quererse, sabi...