30. la llamada

60 10 1
                                    



Disfrutar de nuestros seres queridos es esencial, porque nunca sabes qué puede pasar mañana...

Son las 4 de la mañana, me levanto al baño y cojo el móvil. Oigo ruidos y pisadas de Sol en el pasillo, voy a verle. Le está dando un ataque, muy fuerte. Está tirado en el suelo temblando, inconsciente, dando ladridos tristes y débiles, pidiendo ayuda. Corro, llamo a mis padres, grito. Nos montamos en el coche y corremos al veterinario. Al llegar se lo llevan a una sala y nos sentamos en las frías sillas blancas de la sala de espera.

5 de la mañana. Todavía no sabemos nada, ningún ruido, nadie, ninguna señal de vida en todo el edificio. De pronto se acerca una enferma para hablar con mis padres, se apartan a una sala mientras me quedo petrificada en la silla. Salen, mi padre cabizbajo y mi madre limpiándose las lágrimas con un papel arrugado. No sé qué pensar, qué podría haber pasado...
Salimos a la calle y vamos a casa. No voy a mentir, no me lo esperaba, me encontraba fatal, nunca hubiera pensado que podría perderle, sabía que iba a pasar tarde o temprano, pero no me esperaba que fuera tan pronto.
me tiembla el pulso, escucho música de fondo mientras me protejo bajo las sábanas. No debí hacer lo que estaba pensando, no debía pero quería. después de darle bastantes vueltas, lo hice.

Le llamo, asustada, pidiéndole que viniera. Necesitaba su apoyo, su olor, sus brazos envolviendo mi cuerpo. Me coge la llamada tras cinco minutos dando señales, yo esperando sobre mi cama, vestida con mi pijama.

-Por favor, ven... - digo sollozando
-¿Quédate ahí, vale? Ahora voy, no hagas nada - me dice
Oigo los ruidos de gente en el fondo.
-Si estás ocupado no hace falta que vengas, no quiero ser un estorbo -
-para nada, para nada, cojo el coche y en cinco minutos llego -
- vale, aquí te espero -

No mintió cuando dijo que en cinco minutos estaría. Se presentó en el cuarto a los minutos acordados y se sentó a mi lado. Es una situación incómoda, después de nuestra última conversación; pero por alguna razón muy extraña cada vez que me ocurría algo malo pensaba en él, en que él me ayudaría y que le necesitaba más que nada. Y sinceramente me daba igual lo que hubiera pasado el otro día, porque hoy quería que estuviera a mi lado. Cuando me calmé un poco, le conté lo que había pasado. Me hubiera esperado un abrazo o una muestra de cariño pero supongo que no siempre podemos recibir lo que queremos. normal, después de cómo me había comportado, además de que él era bastante frío, yo sabía perfectamente que me comprendía y que en el fondo pudiese ser, sólo pudiese ser, que me quisiera tanto como yo a él.

Tras hablar un rato, bajamos a comer. Mi padre está trabajando, mi madre haciendo recados y Ethan a saber dónde está metido. Preparo unos huevos revueltos con una ensalada. Tengo el estómago cerrado, no me apetece comer. Pero sé que si no lo hago, me sentiré mal y llegará la culpabilidad.
Ponemos la mesa y comemos en silencio. Solo Spence y yo. Sentados en la cocina, sin hablar, únicamente con miradas, uno enfrente del otro. Me digno por fin a romper aquel incómodo vacío.

-Te entiendo - suelto de la nada
- ¿eh? - me mira extrañado
-Entiendo que no me hayas contado lo del vídeo, entiendo porque actuaste de esa forma aunque fuese la mejor forma de solucionarlo, entiendo que quieras borrar cosas de tu pasado que te avergüencen, yo también lo he hecho - suspiro, alcanzo mi mano hasta la suya y la agarro.
No la retira, ni tampoco dice algo al respecto. Se queda callado, perdido en sus pensamientos. Me levanto y recojo los platos. Nos despedimos y se marcha a su entrenamiento de fútbol.

6 de la tarde. Estoy viendo una película en el salón cuando empieza a sonar el teléfono fijo de casa. Resuena por todas partes. Me levanto según oigo los pitidos y me dirijo a contestar. Era del veterinario. Tenían noticias urgentes. La chica parecia un tanto nerviosa, con un triste tono pero a la vez esperanzado en su voz y forma de hablar. Llamo a mis padres, todos estamos agitados. No sabemos qué va a pasar, no sabemos nada.

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora