Ahora me despertaba, sola, con mi cuerpo envuelto en mil sábanas. Supongo que tendrían que ser las once de la mañana por la claridad de la luz que se cuela entre las rendijas de la ventana. Me levanto despacio, mientras recojo la ropa tirada por el suelo. Me dirijo hacia la puerta, cuando oigo pasos que se aproximan hacia ella. Alguien la abre lentamente. Suspiro con nerviosismo, solo puedo ver lo que pasa fuera por el hueco pequeño del armario en el que estoy escondida. Asoma el cuerpo de Adler, que se sienta en la oscuridad de la pequeña habitación. Me quedo quieta, casi aguantando la respiración. Sabía que todos nos habían escuchado anoche o que por lo menos se lo intuían, lo que no sabía es cómo se lo tomarían o qué me esperaría en la cocina, seguramente un tiroteo de preguntas y respuestas que no estaba nada preparada para asumir. Espero cinco minutos cuando me decido por fin a salir, sin embargo algo, o más bien alguien , interrumpe mi decisión.
Brooke acaba de entrar a la habitación. Se acerca hacia Ad y, para sorpresa mía, le planta un beso en la mejilla. Él le levanta la cara, de tal manera que se encuentran ambas miradas, y en cuestión de segundos empiezan a besarse apasionadamente como si se hubieran estado deseando desde hace mucho tiempo. Brooke y Adler, Adler y Brooke. No me lo hubiera imaginado ni en un universo paralelo... Sabía que a Brooke le gustaba alguien desde hace ya un tiempo, pero Adler... eso estaba muy fuera de su liga. Debería ser yo la que mejor les entendiese en estas situaciones, después de todo, llevo mintiendo a todo el mundo y escondiéndome de ellos toda mi vida. Sólo podía pensar en la cara de Sheyla anoche, ante el comentario de su "supuesto" novio. En que él, el chico al que describía como perfecto, la estaba engañando con su amiga. Vale, sí, probablemente si Ad no estuviera con ella, nunca se hubieran conocido ni cruzado palabra en la uni, pero aún así se apreciaban mutuamente y hasta habían quedado alguna extraña vez para ir a comprar. En definitiva, se podría decir que eran íntimas amigas. No recordaba a Brooke así, la típica chica humilde y aparentemente leal. Tampoco se lo podía decir a nadie, porque al fin y al cabo, era decisión suya contarlo y no podía hacerles eso, traicionarles de esa manera. Pero tampoco podía ocultarlo a los demás, sobre todo a Spence, no podía mentirles de esa manera...
Cuando por fin salí, me duché rápidamente y fui hacia la cocina; todo parecía estar bien, cómo si lo de anoche o esta mañana nunca hubiera pasado. Eché un vistazo; Ad y Sheyla se estaban besuqueando y riendo frente a la encimera de mármol, Brooke estaba leyendo una revista de cotilleos en una butaca y Tim... Bueno, jugando a los videojuegos. En cuanto entré, todos me miraron sorprendidos. Pues no, definitivamente, no se habían olvidado de lo de anoche.
- ¡Buenos días! ¿Quedan café y galletas? - pregunté como si no les hubiera visto las caras, pasando desapercibida mientras ojeaba la caja de galletas con chocolate.
- Ehhhh - soltó de repente Tim, dejando la consola y acercándose.
- ¿Qué pasa, es que tengo algo en la cara? -
- No, no es eso, sólo que... - se atreve a decir Brooke con voz temblorosa
- ¿Y Spence? - me doy cuenta de que estaban todos ahí menos él, a lo mejor estaba en la habitación o quién sabe, hasta había ido a pescar o algo así.
- De eso era de lo que te teníamos que hablar, verás pues... - continúa Brooke
- Se ha ido, así sin más, se ha marchado con a saber quién y a saber dónde, sólo ha dejado esta nota - interrumpe Tim, rompiendo el suspense del momento.
Me apresuro a coger la nota que tiene Tim entre sus manos, estoy temblando, la leo en voz alta:
"Me voy, lo siento que tenga que ser así, en una nota. No os preocupéis que estoy bien, no es nada contra vosotros ni familiar ni esas gilipolleces. Ya nos veremos a las vueltas de navidades. Y si Lana lee esto, solo decirte que necesito tiempo para pensar y ya está. Por cierto, supongo que no os veré ni nada, así que Feliz Año Nuevo cabrones y hacerme el favor de emborracharos y follar eh"
Noto como poco a poco un río de lágrimas corre por mis mejillas.
- Tranquila, lo hace a menudo, eso de desaparecer así, no te lo tomes personal - intenta tranquilizarme Sheyla.
- No puedo no tomármelo personal cuando la mañana de después de tener sexo se marcha por la puerta y lo único que deja es una maldita nota - grito desesperada.
- Así es Spence, lo siento... - suelta Tim
- Me voy, no quiero estar más aquí, necesito respirar - y salgo a fuera, cogiendo el teléfono y pidiéndole a mi madre que me recoja.
No podía creerlo, tampoco quería creerlo. ¿Cómo se podía ser tan imbécil? ¿Cómo me podía haber enamorado yo de ese imbécil?
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Tenías que ser tú
Teen FictionUna chica desesperada por sentirse viva, un chico mayor que ella que le ayuda a levantarse y una historia de amores y mentiras. ¿Serán capaces de encontrarse a sí mismos por el camino, cuando ya hace tiempo que se han perdido? ¿Podrán quererse, sabi...