Esa es la primera vez que intercambiamos miradas. Siento una conexión extraña y mis piernas se ponen temblorosas, es la primera vez en mucho tiempo que siento algo por alguien. Recorro la mirada por su cuerpo. Playeras azules, piernas fuertes y peludas, pantalón corto beige, camisa estampada un poco abierta que permite mostrar algo de su pecho, mandíbula marcada, labios finos, nariz carnosa, ojos verdes profundos y pelo rubio. Su mirada es cautivadora y me invita a subirme encima de él.
Me acerco cada vez más hasta casi rozarnos y mi madre por fin rompe ese silencio incómodo.
-Spencer, mi hija Lana, aunque ya veo que os conocéis no?- introduce mi madre
-Sí, nos encontramos el otro día en el lago- se ríe mientras pasa de mí para ir a dar una vuelta por la planta baja.
Joder. Sabía que había algo familiar en ese chico. Era el gilipollas del lago, al que le pegué un tortazo, ese mismo.
Nos sentamos en la mesa, y para suerte la mía me toca enfrente de él y al lado de su hermana Emma. Emma es rubia platino con el pelo corto, cara redonda y gentil y cuerpo atlético. Era muy habladora, coqueta y bastante mona, tenía la edad de Ethan aunque no creo que se fueran a llevar muy bien. Veía a mi madre muy animada siempre que hablaba de ellos y en cierto modo le debía al menos esta cena por todo lo que ha hecho.
Hemos terminado de comer y tengo la sensación de que esta noche solo es el comienzo de otras muchas más. Por una parte tengo miedo, porque ese chico me hace sentir rara y porque no me quiero lastimar. Sin embargo, la otra parte dice que debería estar orgullosa de mis padres e intentar disfrutar de la situación.
Los Wilder eran peculiares, aunque muy diferentes a nosotros. Karen y Arthur Wilder, ama de casa y empresario administrativo. Vera y Vico Daniels, inspectora y escritor reconocido.
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Tenías que ser tú
Novela JuvenilUna chica desesperada por sentirse viva, un chico mayor que ella que le ayuda a levantarse y una historia de amores y mentiras. ¿Serán capaces de encontrarse a sí mismos por el camino, cuando ya hace tiempo que se han perdido? ¿Podrán quererse, sabi...