32. el viaje

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 A veces en mi vida, solo veía tragedias y razones por las que estar mal y no salir de la cama en años, pero después me acordaba que yo podía ser más fuerte que eso, no le iba a dar a los demás ese lujo de verme jodida, cuando era justo lo que querían. Y si, puede que mi mayor miedo fuera quedarme sola, aunque sola, como se describe en su definición, ya estaba; pero en parte, siempre estaría alguien ahí para mí, solo tenía que descubrir quién era ese alguien que andaba buscando.

Dentro de un día acaba el instituto y me iría de viaje con S y su grupo de amigos: Tim, Brooke, Sheyla y Adler. Los padres de Sheyla tenían una cabaña cerca de los valles donde iríamos a esquiar. Estaba en un pueblo bastante abandonado pero con un ambiente reconfortante y unas vistas impresionantes a las montañas cubiertas de blanco. Estaba histérica por irme pero me daba miedo por Sol, no quería dejarle solo después de lo que había pasado. Hablé con mi madre al respecto y me tranquilizó la idea de que estaría en todo momento acompañado de ellos. 

Cojo la maleta marrón pequeña que guardamos al fondo del garaje y con la ayuda de mi padre la subimos a mi habitación. La tiro sobre la cama, la abro y empiezo a rebuscar entre mi armario conjuntos para la nieve. ¡No sé qué ponerme! ¡Pánico! Menos mal que tengo el móvil y con pulsar un solo botón, ya tengo la maleta hecha y cargada hasta arriba de ropa. Llamo a Leonie y en tan solo una hora y media tengo todo listo. Me tendría que acostar pronto, ya que vendrían a por mi por la mañana temprano. Estaríamos 5 días allí y habían alquilado una furgoneta para los seis. ¡Vaya locura en la que me estaba metiendo!

2 de la mañana.

Clin. Notificación. Nuevo mensaje.

Me despierto y miro a ver quién me podía escribir a esas horas. Por supuesto, sólo podía ser una persona, cómo no había caído antes: Spence. Me preguntaba si estaba despierta.

-Ahora por tu culpa sí 🙄

- Bien, bien, justo lo que quería

- Jajajaa ¿cómo te gusta joder no?

-En realidad sí, muy duro, en la cama...

No podía creer lo que me acababa de escribir, qué pedazo de incrédulo, se lo tenía demasiado creído y conmigo no iba a ser tan fácil, los dos lo sabíamos.

Estuvimos hablando y diciendo tonterías hasta las 5 de la mañana.

Suena mi despertador. ¡¡¡Solo había podido dormir 2 horas!!! Ugggh me ponía de los nervios dormir tan poco. Menos mal que existía el café, sino estaría ya muerta, lo aseguro.

Me lavo la cara, me visto, unos vaqueros, un top negro y una sudadera oversized gris; reviso la maleta y la cierro. Bajo a desayunar. Todos están dormidos menos mi madre, que siempre se levanta pronto para hacer tareas domésticas o terminar algunos trabajos. Me preparo un café bien cargado con un chorrito de leche de avena y una tostada con mantequilla y mermelada. No pasa ni una hora cuando suena el timbre de la puerta, la abro y salgo a la calle. Me saluda Tim y me coge la maleta para acomodarla en el maletero, donde él y Adler discuten sobre dónde debería de ir cada cosa. Sheila está hablando con lo que parecen ser sus padres por las caras que pone y los resoplidos que suelta de vez en cuando. Brooke sale muy contenta, dando saltitos para abrazarme.

- ¿Qué tal guapísima? - me pregunta soltándome de mi cuerpo

- Bien, nerviosa, ¿y tú? - digo metiendo mis manos en los bolsillos del pantalón, insegura, mientras me muerdo el labio.

- Yo también, pero sobre todo estoy emocionada - suelta una risita

Se la veía muy contenta, en realidad, estaban contentos todos. Yo pensaba que estarían enfadados conmigo por acoplarme y además ser menor que ellos, pero parecía que estaban a gusto conmigo y claramente yo con ellos. Echo un vistazo a mi alrededor, buscándole, me extraña que no estuviera aquí o que por lo menos no hubiera salido a saludar siquiera.

- Tranquila, ahora viene, todavía tenía que recoger algunas cosas en casa - me dice percatándose de mi desesperación por encontrarle y estar junto a él. Me sonrojo.

- ¿Tanto se me nota? -

- No, tranquila, yo porque soy una chica y que además te conoce, pero él seguro que no se dará ni cuenta, ya sabes como son los chicos -

Suelto una risita y nos quedamos hablando de la planificación y todos esos rollos. Tras 10 minutos de larga espera, por fin sale alguien de su casa. Era Spence, llevaba el pelo mojado, recién salido de la ducha y un chándal negro. 

Abre el maletero para meter sus bolsas y se mete en el coche, en los asientos del medio, sin decir nada. Me extraña que después de lo de la otra noche no me dijera nada y ni siquiera me dedicara algún tipo de saludo o mirada. Parecía enfadado. Los demás nos miramos extrañados y subimos al coche. Conduce Adler y de copiloto va Sheila, atrás vamos Tim, yo y S y en el asiento de atrás Brooke que ya se ha tirado para dormir durante el largo trayecto que nos esperan.

 5 horas de viaje.


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