Capítulo 33: Ya no me amas

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Romina: ¿Cómo puedes pensar que yo pude haberte faltado mientras estábamos casados?.-Dijo haciéndose la indignada.- Yo jamás puse mis ojos en otro hombre que no fueras tú.-Dijo acercándose a él.-Me duele que me creas capaz de algo tan bajo.

Octavio: Lo siento Romina.-Dijo mirándola.- Pero es que sus actitudes son demasiadas sospechosas.

Romina: Octavio, yo te amo.- Dijo tratando de besarlo pero el se separó rápidamente.

Octavio: Romina, por favor.- Dijo antes de caminar hacia su escritorio.- No vuelvas a intentar besarme.- Dijo serio.- Ya te dije que lo nuestro se terminó y quiero llevar la fiesta en paz contigo.

Romina: Está bien. Dijo seria.- Pero sé que vas a volver otra vez a mis brazos. Te conozco y sé perfectamente que lo que nosotros vivimos, es algo insuperable.- Dijo antes de salir del despacho, bajo la atenta mirada de él.

Cleo: Permiso, ¿puedo pasar?.- Preguntó a Marifer mientras estaba en la puerta mientras sostenía una charola con té y galletas. Llevaba también, una pequeña bolsa colgada de sus manos.

Marifer: ¡Claro!. Dijo con una pequeña sonrisa mientras dejaba a un lado, el libro que leía.- Esta es su casa.

Cleo: Te traje un poco de té y unas galletas que acabé de hornear.- Dijo sonriendo.- Te van a gustar mucho.

Marifer: Gracias, no debió molestarse.- Dijo un poco incómoda. De verdad no se acostumbraba a que la consintieran tanto.

Cleo: No es molestia.- Dijo sonriendo.- Para mí es un placer atenderte.- Verte es como si viajara al pasado y estuviera frente a frente a mi niño Fernando.- Dijo con nostalgia haciéndola sentir incómoda.

Marifer: Sí, realmente no puedo negar que nos parecemos bastante.- Dijo pensativa.- ¿Cómo era él?.- Preguntó con curiosidad provocando una sonrisa en Cleo al ver el interés de ella. A Marifer se le estaba despertando la curiosidad por saber de él, aunque lo negara.

Cleo: Era un hombre muy apuesto. Dijo mientras empezaba a servirle el té. Era un aventurero. Le gustaba viajar y descubrir otras culturas.- Dijo pasándole la taza de té.- Casi no estaba en casa, pues siempre tenía algo que hacer. Era un hombre muy culto, educado, amoroso y sobretodo, realmente muy bueno.- Dijo con nostalgia.- Era muy obstinado y de carácter, así como lo eres tú.- Dijo tomándole la barbilla con cariño.- Te pareces mucho a él.

Marifer: ¿Dentro de todas esas cualidades no está ser un cobarde mentiroso?.- Dijo un poco enojada.- Porque hasta donde yo recuerde, mi mamá estuvo esperándolo años y nunca regresó por ella. Le escribió diciéndole que estaba esperando un hijo suyo y nunca contestó. 

Cleo: Marifer.- Dijo tomándole las manos- Fernando nunca, nunca las hubiera abandonado y más sabiendo de la responsabilidad tan grande que tenía.- Algo pasó, hija. Él era un hombre muy responsable y te juro que si hubiese sabido que venías en camino, nunca las hubiera abandonado. Recuerdo que antes del accidente, llegó muy contento a la casa y nos dijo que alguien había llegado a su vida para darle luz.- Dijo mirándola.- Nos dijo que estaba enamorado y que ella era la mujer más maravillosa que había conocido.- Dijo provocando unas lágrimas en Marifer.- Para qué veas, te voy a dejar este álbum. Era de tú papá- Dijo tomando la bolsa y sacando un pequeño álbum de fotos.- Ahí verás su línea de vida desde que nació hasta días antes de su muerte.- Dijo entregándole el álbum para después salir del chalet. Marifer se quedó observando unos minutos el álbum. La curiosidad le ganó y empezó a hojearlo. Mientras pasaba las páginas, su corazón se llenaba de emoción. Algo dentro de ella se movió al ver las fotos de su papá. Tenía su sonrisa, su cabello negro, sus ojos marrones, sus cejas pobladas, su color de piel. Realmente sí era muy parecida a él. 

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