Capítulo 22: Revelaciones

354 61 31
                                    


Marifer: Comanche, por favor no te vayas. - Le pedía mientras conversaban en la aldea. El hombre había decido abandonar la aldea junto a su pequeño.

Comanche: No quiero vivir aquí Pocahontas. - Dijo con dolor. - Este lugar que tanto amo, que forma parte de mis raíces, está manchado. Ya no es seguro y no quiero que mi curumi. - Dijo haciendo referencia a su hijo quien estaba abrazado a sus piernas. - Viva en este lugar. Sé que debería quedarme y luchar por nuestras tierras, pero no puedo Marifer.- Dijo dejando salir unas lágrimas.- Esto no es vida, mi mujer ya no está, no tenemos casa porque todo se quemó en el incendio.- Dijo mirándola.- Necesito proteger lo único que me queda.- Me iré con un amigo que me ofreció trabajo en un pueblo en las afueras de la selva.

Marifer: Te entiendo.- Dijo dejando salir las lágrimas.- Sé más que nadie que ellos son nuestra mayor prioridad.- Dijo refiriéndose al bebé que esperaba.- Te deseo lo mejor.- Expresó sonriendo con tristeza.

Comanche: Adiós Marifer.- Sonrió entre lágrimas mientras le acariciaba el rostro.- Lucha por tu Curumi Pocahontas.- Dijo acariciándole el vientre, ya se le empezaba a notar el embarazo.- Despídeme del indio Arcadio, realmente no tengo cara para verlo.- Dijo antes de irse.



Cielo: Eres un desgraciado Nacho. - Dijo llorando al darse cuenta que él se había ido sin ella. - Me engañaste, me trataste como una estúpida. - Dijo con rabia. - Me utilizaste solo para conseguir los papeles de las tierras y me dejaste a merced de quien sabe. -Dijo llorando. - Maldito, mil veces maldito. - Dijo con rabia tomando su morral y caminó de regreso a la aldea.



Ámbar: Es difícil todo esto que está pasando Agustín. - Comentó mientras iban camino a la aldea. – No quedó casi nada, el fuego arrasó con casi todo y ni se diga de las muertes que hubo.- Dijo con rabia.- No puedo creer que nadie dijo nada. Es injusto que nos discriminen de esa forma.- Dijo con dolor. Habían ido a colocar la denuncia de lo que había pasado, pero mucho caso no le hicieron. Decidieron archivar el expediente alegando que fue un incidente como cualquier otro y que habían casos muchos más graves que ese.

Agustín: Ámbar, para los fuereños las personas que habitan en las tribus son nada. Sé que es injusto pero tenemos que ver la forma de cómo hacerlo llegar a los medios de la capital, de alguna manera se debe hacer justicia.- Dijo apretando el volante. De repente algo lo hizo frenar de golpe.

Ámbar: ¿Qué te pasa?, casi me matas.- Dijo frotando su frente al recibir un golpe por el impacto.

Agustín: Eso es un cadáver Ámbar.- Dijo señalando al frente. Ella giró su rostro y quedó sorprendida. Los dos bajaron del jeep y caminaron hacia él.-¿Quién será?

Ámbar: ¡Ay Dio mío!.- Dijo llevándose las manos al rostro.- No, Dios mío no.- Dijo y sus lágrimas se empezaron a llenar de lágrimas al ver aquel cuerpo toralmente calcinado.

Agustín: ¿Qué te pasa?, ¿lo conoces?.- Le preguntó preocupado.

Ámbar: Es.... Es Arcadio.- Dijo arrodillándose ante el cuerpo, llorando desesperada.- Es Arcadio Agustín.- Gritó llena de impotencia al darse cuenta que era él. Su morral y su pipa estaban al lado del cuerpo junto al sombrero de paja que solía usar.

Agustín: !Dios mío!.- Dijo llevándose las manos a la cabeza mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Ámbar: Lo mataron Agustín. - Gritó. - Lo mataron. - Dijo llorando desconsolada.



Juan Carlos: ¿No te has podido comunicar con ella? - Le preguntó a Octavio mientras estaban en el jardín de la casa.

Utopía de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora