Capítulo 8: Confundidos

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Octavio: Tranquila. - Dijo saliendo de la sombra. - Soy... yo. - Dijo mirándola de arriba abajo. Parecía una aparición.

Marifer: Pa... Pablo. - Dijo avergonzada dejando caer el palo y olvidándose completamente de que estaba desnuda ante él. Él se fue acercando a ella, sin dejar de mirarse. El corazón les latía muy fuerte a los dos. Sentían un revuelco de emociones. La sensación era indescriptible, ninguno de los dos entendía ¿qué pasaba?, solo sabían que no podían dejar de mirarse ni podían evitar sentir esa mezcla de sentimientos.

Indio Arcadio: Curumi. - Gritó obligándolos a salir del trance. - Marifer, hija ¿estás bien?

Marifer: Este, sí, abuelo. - Dijo tomando su camisón y colocándoselo bajo la mirada atenta e hipnotizada de Octavio. Ella lo miró por última vez y se fue dejándolo más confundido de lo que estaba.

Octavio: ¡Dios! - Dijo frustrado frotando su rostro con las manos. - ¡Qué hermosa es! - Dijo girándose mientras observaba como ella entraba a la casa. - Voy a terminar cometiendo una locura. - Dijo atormentado.

Indio Arcadio: ¿Qué le pasa a mi Curumi que está tan agitada? - Le preguntó al verla entrar a la casa sofocada.

Marifer: Este.... Nada abuelo. Hacía calor y decidí darme un baño- Dijo tratando de parecer tranquila. - Voy a dormir, hasta mañana. - Dijo dándole un beso y subió rápidamente. En ese instante Octavio entró a la casa.

Octavio: Buenas noches Arcadio. - Dijo y se fue a su habitación.

Indio Arcadio: ¡Ah caray!, soy indio, pero no tonto. - Dijo llevándose la pipa a la boca.

Marifer: ¡Dios mío! - Dijo cerrando la puerta y recostándose de la ella. – ¿qué me pasó? - Se preguntaba así misma mientras se mordía el labio inferior. - Es que, si mi taita no nos interrumpe, no sé qué hubiera pasado. - Se tiró en la cama frustrada.

A la mañana siguiente.............................

Octavio: Buenos días. - Dijo entrando a la cocina mientras la veía parada preparando el desayuno. Llevaba una blusa agualluvia estampada con los hombros y el abdomen al descubierto, un short de tela crema y sus sandalias cruzadas hasta las rodillas. Su largo pelo lo llevaba suelto con dos pequeñas trenzas que le caían hasta donde terminaba su espalda. - ¡Dios no! - Dijo para sí mismo al verla.

Marifer: Bue.... Buenos días. - Dijo sin mirarlo. Estaba muerta de vergüenza por lo que pasó en el río, que no sabía cómo lo miraría a la cara. Un silencio incómodo se tornó en todo el ambiente. Ella podía sentir la mirada de Octavio sobre ella, provocando que se le erizara la piel.- ¡Auch!- Gritó al cortarse con el cuchillo.

Octavio: ¿Qué pasa?.- Se levantó rápidamente hacia ella.

Marifer: Me corté. - Dijo girándose haciendo muecas de dolor.

Octavio: A ver. - Dijo tomando la mano de ella y sin más besó su dedo lastimado. Marifer tembló completamente y sus ojos se cruzaron con los de él. Octavio besaba y chupaba el dedo sin perder de vista los hermosos ojos marrones de ella. - Creo que no necesita puntadas.

Marifer: N........ no.- Dijo en un hilo de voz. - Cre.... Creo que no es nada. - Dijo soltándose y girándose para continuar con lo que estaba haciendo. Su corazón latía fuerte y los nervios no le permitían concentrarse.

Octavio: Se te va a infectar la herida. - Dijo en un susurro mientras se acercaba más a ella y le acariciaba la cintura.

Marifer: No... no es- na-da. - Dijo sin poder pronunciar palabras.

Octavio: Hueles delicioso. - Dijo mientras olía el cuello de ella, provocando que Marifer temblara de los pies a la cabeza.

Marifer: Qué....... ¿qué haces? - Dijo en un hilo de voz

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