Marifer: Deja de moverte Pablo. - Le dijo mientras intentaba afeitarlo. Estaban sentados en la mesa, ella estaba frente a él, sentada en sus piernas.
Octavio: No, no me quiero afeitar. - Decía moviendo la cabeza y provocando que ella riera por su actitud. - Estoy bien así.
Marifer: No, tienes mucha barba. - Dijo mojando la afeitadora para pasársela por la barba. - Quiero que te veas más guapo de lo que eres. - Dijo riendo al sentir los besos de Octavio en su cuello. - No Pablo, me haces cosquillas, además me estás llenando de espuma.
Octavio: Ya te dije que estamos perdiendo el tiempo. - Dijo continuando con los besos en el cuello y acariciándole los muslos por debajo de la falda suelta y corta que ella tenía. - Lo podemos aprovechar mejor.
Marifer: No........ déjame terminar. – Dijo
Octavio: No, mejor dame un beso. - Dijo y la besó antes de que ella pudiera hablar. El beso fue con necesidad. El la abrazó más a él para disfrutar de ese tan cálido beso.
Marifer: No.- Dijo separándose agitada. - Quiero afeitarte Pablo, además, mi abuelo no tarda en llegar y no quiero que nos encuentre en estas. - Dijo continuando con lo que estaba haciendo.
Octavio: Está bien. - Dijo con fastidio. - Pero esta noche no te me escapas. -Dijo con picardía.
Marifer: ¡Dios!, no te cansas! - Dijo sonriendo mientras terminaba de limpiarle la barba.
Octavio: ¡Pos claro que no! De ti nadie podría cansarse. - Dijo y ella negó sonriendo.
Cielo: Hola. - Dijo entrando a la cocina y viendo la escena entre Marifer y Octavio. - ¿y el abuelo? - Preguntó sirviéndose un poco de agua.
Marifer: Fue a la aldea. - Dijo seria mientras se levantaba de encima de Octavio.
Cielo: y ¿sabes si tardará mucho? - Preguntó con curiosidad.
Marifer: No lo sé Cielo, ya sabes cómo es él. - Dijo tratándola con indiferencia y seriedad.- Creo que estás listo, podemos irnos.- Dijo tomando su bolsa y él la miró sin entender, hasta que después tomó la seña.
Octavio: Este... sí, vamos.- Dijo y ambos salieron de la casa.- Y ¿a dónde se supone que iremos?.
Marifer: Al manantial, necesito tomar unas muestras y pues no pienso dejarte solo con Cielo.- Dijo mientras caminaban y él la paró tomándola de la mano.
Octavio: ¿No confías en mí?.- Dijo al momento que ella se giraba.
Marifer: En ti sí mi amor, pero en ella no.- Dijo con tristeza y él asintió, para continuar caminando.
Cielo: Estúpida.- Dijo mientras los veía alejarse de la casa.- Pero mucho no te durará el cuento de hadas.- Dijo con rabia.- Pero bueno, por ahora necesito encontrar esos malditos papeles.- Dijo caminando hacia la habitación de Arcadio. Entró sigilosamente viendo que todo estaba organizado. - ¿dónde se supone que el abuelo tiene esas escrituras? - Se preguntó y empezó a buscar. Buscó en un viejo armario de madera, en todas partes de la habitación y no encontró nada. - oñemoñeʼẽngái (maldita sea). - Dijo enojada. - ¿Dónde rayos guardaste esos papeles abuelo? - Dijo sentándose de golpe en la cama. - ¡qué tonta eres Cielo! Buscaste en todas partes menos debajo de la cama. - Dijo levantándose y empezando a buscar, encontrándose con unas cajas viejas. Las sacó, encontrándose con varias pertenencias de su madre. Fotos, cosas de ella. - Se parece mucho a Marifer. - Dijo asombrada al encontrar una todo vieja de un hombre muy parecido a su hermana. - ¿será mi papá?- Se preguntó. - Debe ser él. ¿por qué mi taita nos mintió?, siempre nos dijo que no tenía nada de él. - Dijo molesta. Siguió buscando hasta que se encontró con unas cartas amarradas con una cintas. - ¿Y estás cartas? - Se preguntó mientras sacaba las cosas del cajón.
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Utopía de Amor
RomanceOctavio Villaseñor y María Fernanda viven en un mundo idealizado, donde aparentemente son las personas más felices del mundo. Un accidente que llevará a un terrible descubrimiento, los hará despertar de ese mundo en el que vivían, su mundo utópico...