Capítulo extra: Dominado

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Aviso: Los capítulos "obra original" volvieron a borradores, cualquier cosa les aviso en las publicaciones del perfil o en notas para explicar la decisión final.

ADVERTENCIA: Lenguaje explícito, contenido de carácter sexual con escenas de leve dominación.

Peter:

Al alejarse Clarisse miró el nada discreto bulto que se levantaba entre la oscura tela, el sonrojo se intensificó en mis mejillas sin poder evitarlo, sintiéndome avergonzado por la rápida reacción de mi cuerpo.

—Si quieres que te ayude con eso —ofreció con una sonrisa traviesa—, primero debes cumplir una simple regla: no puedes tocarme sin que yo te lo permita.

Mis ojos se abrieron hasta su máxima capacidad, no podía creer lo que estaba sucediendo. De todos los escenarios que había imaginado, nunca pasó por mi mente que Clarisse deseara castigarme de esa manera.

—No puedes pedirme algo así.

Su sonrisa acrecentó al escucharme, incluso tuve la impresión de que sus ojos centelleaban con diversión. En un movimiento logró colocarse en mi regazo, sentándose a horcajadas mientras deslizaba sus manos hasta mis hombros.

—No te lo estoy pidiendo —dijo con voz calma—, es un castigo. No tienes elección.

No pude decir nada para contradecirla, mis palabras fueron silenciadas con un beso. No había movimientos frenéticos o violentos, pero sus labios se movían de manera demandante.

Tuve la osadía de colocar mis manos en su espalda baja, acercándola lo suficiente para que pudiera sentir mi erección; se alejó rompiendo el beso, dejándome aturdido por el intercambio.

—¿Sabes qué sucede con quienes no obedecen? —preguntó apacible.

Sus labios habían rozando los míos al hablar, dejando que su cálido aliento se colara en mis fosas nasales haciéndome tragar duro.

—Reciben un castigo.

Asintió pareciendo satisfecha por mi respuesta, sus dedos se arrastraron acariciando mi torso hasta posicionarse sobre la hebilla del cinturón.

—Creí que podrías controlar tus impulsos —dijo manteniendo su actitud serena—, pero no lo hiciste.

En pocos movimientos lo desabrochó, se alejó lo suficiente para tomar mis muñecas y sujetarlas hábilmente; primero afianzó mi mano derecha envolviéndola con el cinturón, la unió con la izquierda pasando la correa nuevamente por la hebilla y para finalizar una vez más rodeo ambas muñecas con la correa. Mis labios se encontraban entreabiertos, alcé una ceja al entender que Clarisse había tenido bastante tiempo para practicar aquello, su pretensión de que algo como esto ocurriría tarde o temprano me dejó casi maravillado.

—Con esto no volverás a desobedecer —sonrió, tirando del extremo restante de la correa.

Depositó algunos besos húmedos en mi cuello, reprimí un quejido al sentir su lengua dibujando una línea.

—¿O qué? ¿Planeas dejar una marca?

Sonrió ante la audacia que tenía en ese momento, a pesar de la situación en la que me encontraba todavía me sentía capaz de jugar con los límites. Clarisse me recostó sobre la cama sin abandonar su posición, la sonrisa nunca abandonó su rostro mientras acariciaba mi pecho con tranquilidad.

—Estás siendo demasiado atrevido, Peter —dijo con afecto, sonriendo por mi osadía.

Sonreí ante la combinación de palabras y caricias cálidas que estaba recibiendo en el torso, dejándola abrirse paso entre las capas de tela. Cerré los ojos sintiéndome dócil entre las manos ajenas, tenía la sensación de derretirme ante su tacto.

No te pertenezco Peter PanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora