34. Desear

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✏ Dedicación especial a @Heyitssavac: Mil seiscientas palabras dedicadas sólo para ti, espero que te guste el capítulo madrugador xd

Peter me llevó hasta un enorme árbol, contrario a las demás casitas de los niños perdidos la suya estaba sobre el árbol y no por debajo. Siendo honesta no me sorprendía mucho, después de todo estábamos hablando de Peter Pan.

—Está arriba para evitar intrusos —me explicó.

—Harry pudo entrar —le recordé.

—Ese niño no me teme lo suficiente —rodó los ojos.

Una vez que subimos el árbol, quedé asombrada de la dimensión de la casa. Me parecía irreal que se mantuviera de pie sin ningún problema.

—Quiero que sepas algo antes de entrar —susurró con la mano en el picaporte.

Me aclaré la garganta al escucharlo hablar de esa forma, su tono de voz se escuchaba demasiado serio e íntimo, sin poder evitarlo mi imaginación comenzó a volar en todas direcciones.

—Esta es una pequeña forma que tengo de demostrarte que comienzo a confiar en ti, por completo. Nunca he traído a nadie, aunque no es como si hubiera alguien a quien traer o alguna razón para hacerlo —dijo riéndose por lo bajo.

—¿Seré la primera?

—Vamos a fingir que Harry nunca logró escabullirse —sonrió—, entonces sí, eres la primera.

La habitación de Peter era muy diferente a la mía, había más y enormes muebles convirtiéndola en una habitación muy bien equipada, además de muchos artilugios que casualmente me recordaban a la tienda de antigüedades de mi padre. Sorprendentemente todo estaba ordenado, mi habitación nunca lució así de pulcra.

—Lindo —dije con un silbido.

—¿Te lo parezco? —preguntó con diversión.

—Oh, no —negué con la cabeza—. No me harás decirlo y así lograr alimentar más tu ego.

—La forma en la que me miras justo ahora me basta, Clarisse.

—¿Y de qué forma te miro? —pregunté con curiosidad.

—Ese pequeño brillo cuando me miras, me alegra que sólo a mí me veas de esa forma.

—Eres muy observador —murmuré sorprendida.

—Lo soy más cuando se trata de ti —dijo antes de girarse para dirigirse a lo que parecía un tocador.

Me mantuve estática, recargada en la puerta, preguntándome en qué momento el lugar colapsaría. Sin embargo la tentación de curiosear no pudo conmigo.

—¿Puedo? —pregunté señalando el tocador.

—Sí, anda —asintió—, sabes que lo deseas.

Le dediqué una enorme sonrisa y me acerqué a todos esos recipientes con líquidos de diversos colores. Había frascos de todos los tamaños, unos más llamativos que otros pero terminé tomando uno que brillaba por su contenido.

—¿Qué es?

—Polvillo de hadas —dijo con simpleza.

—Creí que habías dicho que ya no había más polvillo.

—Sí lo hay pero no es algo con lo que cualquiera puede jugar, ¿te imaginas cómo sería la isla con niños volando por todas partes?

—Un desastre —dije admirando el enorme frasco.

No te pertenezco Peter PanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora