39. Matapasiones

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✏Dedicación especial a @lov_ljdh: No importa en qué momento de esta historia llegaste, eres especial sólo por el hecho de leerme. Bienvenida y disfruta de este capítulo, es de mis favoritos. :) ♥

Me alejé lo suficiente para poder ver su cara pero sin romper el abrazo.

—¿Cómo esperas que esté tranquila con esto?

—Sólo confía en mí, nada te pasará si estás conmigo —me aseguró.

Suspiré tratando de convencerme de que sus palabras eran verdaderas.

—Vayámonos, estar aquí me da un mal presentimiento —dije soltándome de su agarre para poder alejarnos.

Peter me ignoró y se acercó a la puerta, sentí como el miedo se adueñaba de mí con cada paso que él daba.

—Primero tengo qué asegurarme de que nadie correrá peligro, sin el hechizo cualquiera podría entrar directo a la trampa.

—Por favor, no entres —le rogué con la voz temblando—, podría ser peligroso.

Se dio la vuelta poniendo su dedo índice en sus labios, indicándome que guardara silencio.

—Escucha —dijo haciéndome señas de que me acercara.

Puse mi oreja en la puerta y cerré los ojos para agudizar mi oído, se podía escuchar un sonido muy parecido al alto voltaje.

—¿Qué es, Peter?

—Algo a lo que casi nadie sobrevive.

Lo miré temiendo su próximo movimiento.

—Aléjate.

—¿Qué harás?

Colocó sus manos en la puerta mientras sus palmas comenzaban a brillar.

—Aléjate —repitió.

Retrocedí mientras observaba aterrada como rayos comenzaban a recorrer sus brazos, su rostro transmitía dolor y la forma en la que apretaba sus labios me decía que reprimía gritos. Verlo sufriendo hacía que automáticamente mis ojos se llenaran de lágrimas y una vez que terminó corrí para sostenerlo entre mis brazos, parecía que en cualquier momento se podría desvanecer.

—¿Qué clase de hechizo era ese?

—Eso tenía el suficiente poder para matarme —dijo mientras intentaba incorporarse—, al segundo de cruzar la puerta hubiese desaparecido.

—¿Ahora todo está bien? ¿Tú estás bien?

—Es tu habitación, pudiste haber sido tú —susurró negando con la cabeza—, debo mantenerte segura y eso es lo único que importa ahora.

Algo tan poderoso sólo podía ser obra de mi padre y eso era digno de preocupación, sin embargo sólo me limité a guardar silencio, no quería preguntar lo obvio.
Casi podía asegurar que Peter sabía que se trataba de ellos, la cuestión era porqué seguía omitiendo sus nombres tratando de ocultarlo.

Me sentí aliviada al estar en su casa del árbol, mientras masticaba una hoja de menta miré con disimulo a Peter, quién ya se encontraba sentado en la cama. Estaba con los codos en sus rodillas, sostenía su cabeza entre sus manos y parecía demasiado preocupado.
Una vez que terminé el proceso de higiene bucal me senté a su lado y coloqué mi mano en su pierna presionando un poco para llamar su atención.

—¿Estás bien?

Alzó la mirada y gracias a las velas que alumbraban ligeramente pude ver como sus ojos habían dejado de brillar, se veían apagados. Tristes.

No te pertenezco Peter PanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora