Ingenuamente seguía esperando que sólo fuera una confusión, tenía una pequeña esperanza de que todo fuera una artimaña de Regina. Sin embargo ella no había mentido del todo, sí había caído en el juego de Peter Pan.
—Querías ganarte mi corazón a cualquier costo —susurré.
Peter sonrió de lado, alzó una ceja claramente en una descarada burla.
—Fue un costo casi insignificante, aunque debo admitir que es lo más asqueroso que he tenido que hacer.
Traté de ignorar su afán por querer burlarse de mí, era sorprendente como podía seguir sintiéndome más humillada conforme él seguía hablando.
—¿Cómo pudiste, Peter? —murmuré, luchando con el nudo en mi garganta.
—También me lo pregunto —dijo llevándose la mano para rascar su barbilla— , no imaginas lo repulsivo que resultó tener que ver algo con la hija de Rumplestiltskin.
Volví a vivir cada uno de esos momentos, cada palabra cariñosa que me había dicho en el pasado sólo me provocó más dolor en mi pecho. Ahora sabía que sólo eran amargas mentiras espolvoreadas con azúcar.
—La reunión familiar terminó —dijo dándome la espalda.
Pude ver como mis padres, Henry, y aquellas personas con las que conviví toda mi vida parecían aceptar que era el final. Sus rostros carecían de esperanza, sabían que no había manera alguna de ganarle a Peter Pan. Comencé a temblar al ser invadida por el miedo, no podía hacer nada al respecto, no podía pretender que los salvaría cuando no había sido capaz de salvar ni siquiera a mi insignificante corazón.
Peter movió ambos brazos, abriéndolos y haciendo que nubes comenzaran a rodear a todos los presentes. Antes de que pudieran intentar hacer algo ya habían sido tragados por ellas, habían desaparecido.
—¡¿Qué les has hecho?! —grité presa de la histeria—. ¿Acaso no te bastaba con matarme sólo a mí?
—Relájate —dijo con desdén—, siguen vivos. Aún.
Desvió la mirada airoso, casi solemne, y observó el paisaje intranquilo de Neverland. Peter parecía estar fuera de lugar, incluso me irritaba hasta cierto punto su parsimonia.
—¿Dónde están?
—En la cueva del eco —respondió sin mirarme—, ellos saben cómo funciona. No intentes ir, tú no puedes hacer nada para salvarlos.
Suspiré sintiéndome derrotada, no tenía muchas opciones y ya había comenzado a aceptar mi destino. Había recordado todo, incluso el momento en el que le pedí a Regina que me matara y deseaba que hubiera aceptado mi propuesta.
—Estoy dispuesta a pagar el precio, sólo déjalos regresar a casa.
—¿A qué precio te refieres? —dijo manteniendo el desinterés en su voz.
Lo miré sin comprender su actitud, volví a sentirme la misma Clarisse confundida de antes, lo que me parecía había pasado hace una eternidad. Aquella que no entendía los porqués de Peter Pan, de sus acciones, de su manera de ser y la que nunca sabía qué esperar de él.
—¿Acaso no querías mi corazón? —pregunté confundida.
—En teoría —susurró.
Parpadeé tratando de encontrar la lógica en todo lo que había pasado y lo que estaba sucediendo, sopese la opción de que sólo estuviera retorciendo mi mente. Tendría sentido que él sólo quisiera hacerme bajar la guardia para tomarme desprevenida.
—Si vas a matarme hazlo de una vez, estoy cansada de tus juegos.
Lo escuché reír por lo bajo, apenas fue una pequeña carcajada.
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No te pertenezco Peter Pan
FanfictionClarisse Gold siempre había llevado cómodos grilletes, vivía atrapada en una jaula de oro. Secretamente anhelaba vivir emocionantes aventuras, deseaba ser la protagonista de su propia historia y no solo el complemento del resto de cuentos de hadas. ...