27. Extraño

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Dedicación especial a @camimars9: Te agradezco mucho que leas esta novela, espero que te guste este capítulo. Por cierto, es genial encontrarme con personas que gusten de Peter Pan y Peter Hernández. ♥

—Vamos, Félix. Peter no se va a enterar —dije dedicándole una de mis mejores sonrisas.

El rubio pareció pensarlo por un momento pero volvió a negar con la cabeza.

—No, Clarisse. Me vas a meter en más problemas con Peter.

—¡Por favor! Sólo lo vas a desobedecer una vez.

—Así comienza —se cruzó de brazos—, no obedecen una orden y lo siguiente es Pan atravesando tu corazón.

—¿Es algo así como una metáfora? —dije con una mueca al sentirme aludida.

—No, él literalmente atraviesa tu corazón. Con una flecha envenenada.

—No te va a pasar nada, puedes decir que me escapé —sugerí.

—Ya te dije que no, y no es no. Son asuntos de Pan, no debes ir a espiarlo porque en caso de que se llegue a enterar...

Había intentado persuadir a Félix para que me dijera qué era lo que había pasado pero el rubio parecía un hueso duro de roer.
Me encontraba en mi décimo intento para lograr escapar y ver qué era aquello tan importante que me ocultaban y tenía tan ocupado a Peter Pan.

—¿Qué está haciendo? ¿Por qué no puedes decirme? Creí que éramos amigos —lo presioné.

—Oh, bueno, creo que está ocupado. Está... cazando, sí —asintió—, está cazando.

—Entonces sólo voy a echar un vistazo y regreso aquí, será un minuto —dije dándome la vuelta.

—¡No, no vayas! Quiero decir —carraspeó—, lo mejor será que te quedes aquí en el campamento. Como Peter ordenó.

—¿Por qué no me dices? Se supone que los amigos se tienen confianza, Félix.

El rubio suspiró pesadamente pero terminó por dedicarme una sonrisa.

—Si tanto quieres saber —negó con la cabeza sin dejar de sonreír—, de acuerdo, te lo diré. Peter está estrangulando un ganso.

—Que forma tan rara de cazar —dije cruzándome de brazos—. Además, ¿no se suponía qué Ed y Harry pescarían en el lago?

—Está jugando tiro al blanco.

—Creí que habías dicho que estaba cazando —lo miré confundida.

La cara de Félix dejó la expresión de seriedad cambiando en un segundo por total y completa diversión. Abrazaba su estómago mientras reía hasta el punto de llorar, entonces entendí cuál era la gracia.

—Imbécil —mascullé.

—Oh, espera. Tengo una mejor —dijo limpiando las lágrimas de su rostro—, ésta es muy buena, escucha: está tocando su flauta.

Lo primero que pensé fue en Félix intentando ganar tiempo, él sólo me estaba tomando el pelo para evitar que fuese en busca de Peter. Félix le había dicho algo a Peter, por esa razón nos mandó al campamento.
Pasaba algo y me lo estaban ocultando, después de todo era imposible que ese gesto de mortificación que tenía Peter fuese causado porque quería hacerse una paja.

—Si no quieres decírmelo yo misma iré a investigarlo —gruñí.

—Harás justicia por tu propia mano —sonrió—, igual que Peter.

No te pertenezco Peter PanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora