8. Romper los esquemas

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"En un abrazo eterno, nuestros labios se funden, mientras nuestras almas nocturnas se confunden. Bebo de tus venas, dulce néctar carmesí"

Debí dejar morir a Charles en aquella oscura calle, y así no tener que aguantarlo

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Debí dejar morir a Charles en aquella oscura calle, y así no tener que aguantarlo. Es insufrible y más cuando no se calla. Más tarde tendré una buena charla con el puto monegasco y su gran bocaza.

La mirada escéptica de Grace recae sobre nosotros. Ya dejó de tenernos miedo, y si lo tiene, algo que en cierta manera me alivia. Suelta una carcajada y nos mira sin poder creerse las palabras de Charles.

- ¿Vampiros? ¿de los que chupan sangre y eso? –pregunta ella con un tono de voz algo nervioso- es imposible. Os he visto a la luz del día. Estaríais tostados.

- Lo de que los vampiros no pueden estar a la luz del sol, es una leyenda urbana -.le cuenta Charles. A este paso, como no se calle, le va a contar toda nuestra puta vida.

- Ah, claro, tenéis un anillo mágico –dice ella con cierta ironía.

- ¡Menuda gilipollez! ¡Cuánto daño nos ha hecho Crónicas Vampíricas! –los ojos de Charles ruedan con ironía volviendo a mirar a Grace, quien parece tomarse todo esto a broma.

- Pues te das un aire a Damon –le dice ella provocándolo con una ligera sonrisa. 

- ¿En lo guapo?

- En lo chulo y prepotente. Y en que nunca callas –le sigue diciendo ella convirtiéndose esto en una conversación de dos, pues Lando asiste a ella con evidentes signos de fastidio- reluces cual diamante al sol.

- Crepúsculo. Otro dechado de virtudes –le contesta Charles forzando una mueca fastidiada- podemos caminar bajo el sol, pero, no mucho rato, y no con ciertas temperaturas, pues el sol nos agota y nos roba la energía pudiendo llegar a ser mortal para nosotros.

- ¡Puto, Charles! –le grito para que se intente callar sin conseguirlo- de camino cuéntale como pueden acabar con nosotros.

Grace me mira incrédula tras mis palabras. Veo como se le eriza la piel de los brazos a la vez que siento como su corazón empieza a latirle más deprisa. El olor que emite ahora si es de temor. Mezclado con ansiedad y pánico. Y aún así, sigue oliendo deliciosa, siendo su fragancia embriagadora para todos mis sentidos.

- Carlos.... ¿no irás a decirme tu también...? –el tono de su voz parece una súplica hacia mi. Podría mentirle, pero, es algo que no deseo hacer. Y menos a ella.

- Necesita una prueba de lo que somos, para que nos crea.

La voz de Lando se impone por encima de la de los demás. Él siempre es la voz de la razón en las disputas que Charles y yo mantenemos. Se acerca mirando a Grace con curiosidad, igual que hace ella.

- Por fin alguien coherente en esta locura –su voz agitada despierta en mi de nuevo esa sensación. La de que quiero tomarla y saciar lo que me produce. Pero, hace mucho tiempo que dejé que mis instintos gobernaran mi vida.

Rizkaya -  Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora