19. Besada por la sombra

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"¿Porqué no puedo ser tan tuyo? ¿porqué me reclamas cuando no me das nada? distante, oculta y oscura, eres tan mía aunque no lo sepas, aunque creas que puedes rechazarme cuando todo tu cuerpo está tan anhelante de mi"

"¿Porqué no puedo ser tan tuyo? ¿porqué me reclamas cuando no me das nada? distante, oculta y oscura, eres tan mía aunque no lo sepas, aunque creas que puedes rechazarme cuando todo tu cuerpo está tan anhelante de mi"

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Estrecho su tembloroso cuerpo contra el mío sintiendo los agitados latidos de su corazón golpear contra mi pecho. No ha dejado de sacudirse desde que nos montamos en el coche, alejándonos de la mansión Lombardi. Es pequeña. Demasiado delgada. Puedo percibir sus huesos a través de la yema de mis dedos. No la han alimentado. Como si fuera un puto perro.

No podía dejarla allí encadenada. Esa mirada. Esos ojos que me pedían la muerte, no merecen perecer. 

-Tengo frío -sus palabras son un leve balbuceo, aferrándose a mi cintura mientras temblequea de forma ostensible. Yo no puedo darle ese calor que necesita. Soy un ser oscuro. Helado. Frío.

-Pronto entrarás en calor. Te lo prometo.

Levanto mi mirada con la de Carlos, quien niega con su cabeza un par de veces al mirarme. No está contento con la captura de Lando, ni tampoco con lo que yo he hecho.

Tardamos poco en llegar a la casa, no tan grande como nuestra mansión en Madrid, pero lo suficiente para acogernos a todos y a nuestros hombres. El coche nos deja en la entrada, donde una preocupada Grace nos espera en las escaleras. Ella no nos mira a ninguno, solo tiene ojos para su pareja, a quien se arroja en cuanto Carlos pone un pie fuera del coche.

-Ya está, Rizkaya, ya está -Carlos la abraza, rodeándola con sus brazos. Una punzada se instala en mi pecho al ver la intimidad que comparten. 

Siempre anhelé tener algo así. Ser de alguien y que ella fuera mía.

Una pareja.

Una mujer de por vida.

-¿Y esas chicas? -Grace fija la vista en nosotros al vernos bajar del coche. Lando tirando de la cazadora, a quien ha atado las manos, y yo... bueno, no sé ni cómo explicar porque la tengo conmigo.

Cojo a la chica en brazos pues está descalza y no deseo que se lastime aún más sus delicados pies. Este gesto la hace quejarse con algo de dolor, lo que me lleva a pensar que puede que tenga más heridas que no son del todo visibles.

-Uno tiene complejo de héroe y el otro de castigador. Seguro que aciertas quien es quien -Grace frunce el ceño ante las palabras de Carlos. Quiere decir algo más, pero él no la deja, cogiéndola suavemente del brazo para que camine- mejor no te metas, Grace. Que cada uno lidie con la consecuencia de sus actos.

Carlos insta a su mujer a entrar dentro de la casa. Ella nos da una última mirada y sigue a su pareja sin cuestionar nada más. Subo los escalones despacio, entrando dentro la casa. Escucho a Lando forcejear con la chica tras de mi, y como ella lo insulta en italiano unas cuantas veces.

-¿Voy a tener que morderte para que te calles? -la respuesta a la amenaza de Lando es algo que no escucho porque ambos desaparecen por el pasillo del fondo, aquel que lleva al sótano y el cual me temo que será el destino de la chica.

Rizkaya -  Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora