Carlos Sainz o Karel Saiduz. No importa como se llama cuando una mirada suya puede destruirte. Con un corazón frío como el hielo. Sin sentimientos. Sin amor. Condenado. Encadenado a su sed de venganza.
Su solo nombre producía miedo y terror entre s...
"Te protegeré del infierno, de ese que lleva tu nombre. Seré esclavo de tus besos. Caminaré por esa oscuridad, por esa que me dio la vida, buscando como amanecer a tu lado"
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📆 AL DÍA SIGUIENTE
De nuevo me he levantado con esas horribles nauseas que me han hecho abandonar la casita donde estamos Carlos y yo, buscando un lugar donde vaciar mi estómago. Por suerte, mi pareja descansa con el sol en su punto más álgido del día y ni siquiera se ha dado cuenta de mi ausencia.
-¿Estás bien? -agito mi cabeza incorporándome después de limpiarme con un pañuelo que me traje. Frente a mi hay una chica más o menos de mi edad que me mira algo preocupada.
-Si. Llevo unos días que no me aguanta nada por la mañana en el estómago.
-¿De cuánto estás? -ella señala mi barriga, mirándola yo horrorizada tras su pregunta.
-Oh, no, no estoy embarazada, solo es que me duele el estómago -le contesto agitando mi mano de un lado a otro, aún comprobando que ella sigue mirando mi barriga y forzando una sonrisa.
-Bueno, yo, es que... -me acerco a ella con cautela mirando hacia todos lados para que nadie nos oiga. Mi corazón ha decidido en ese momento latir más deprisa, casi impidiéndome respirar con más tranquilidad.
-¿Porqué me lo has preguntado? por favor, dímelo -le ruego aún temiendo que la respuesta no me va gustar.
-Soy Rheytt, una Dola, ayudo en los embarazos y en los partos de mi manada, y tengo una especial conexión con los bebés que están en el vientre de su madre, y he sentido latidos en tu barriga.
Me llevo la mano a la boca sin poder creerme lo que ella me cuenta. No puedo estar embarazada. Carlos me dijo que los vampiros no pueden engendrar hijos y es imposible que yo lo esté.
-Te has debido equivocar. Es imposible que mi pareja me haya dejado embarazada -le repito una y otra vez encontrándome varias negativas por su parte.
-¿Puedo?
Ella me pide poner sus manos en mi vientre y accedo deseando que confirme cuan equivocada está. Retengo el aliento al sentir sus dedos acariciando mi barriga y como ella cierra sus ojos concentrada. La suave brisa del bosque, nos envuelve a ambas de una forma muy cálida, como si de alguna manera quisiera protegernos de lo que estamos haciendo.
Rheytt levanta su mirada hasta posarla en la mía, mostrándome una amplia sonrisa. Una que provoca en mi un intenso escalofrío.
-Tiene pocas semanas, pero tiene un corazón fuerte. Y es feliz. Adora tu voz y se pone más emocionado cuando su padre está cerca.
Me aparto de la chica sintiendo como el estómago me da un vuelco. Niego con mi cabeza un par de veces, aún sabiendo que la chica no miente.