23. La corazonada

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"La oscuridad me invade, me protege de almas perdidas. Soy el tomador de la muerte, el que regresa de entre los vivos y camina en tu infierno. Tú eres mi condena, yo tu esclavo condenado"

 Tú eres mi condena, yo tu esclavo condenado"

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🕰 MÁS TARDE

Cierro mis ojos extasiado por la indescriptible sensación que sufre mi cuerpo. La boca de Grace toma mi muñeca bebiendo de mi sangre con avidez. Puedo sentir como su garganta traga, y como los latidos de su corazón se incrementan. Oleadas placenteras me golpean, sin querer contener la dolorosa erección que crece en mis pantalones.

Saciada, ella aparta su boca de mi piel, relamiéndose los labios con mi sangre impregnada en ellos. La herida se cierra segundos después mientras mi mirada se demora en su rostro. Sus mejillas han adquirido un tono más rosado, plagadas de esas pecas que tanto adoro, luciendo ahora más viva. Mis colmillos crecen con la imagen de mi sangre en su boca. Una de mis manos la atrapa del cuello tirando de ella hasta unir nuestros labios.

Saboreo mi sangre en su boca, permitiéndome darle un pequeño mordisco para mezclar nuestras sangres. Su lengua causa estragos en la mía, tomándome con una inusitada desesperación mientras una de sus manos aprieta mi erección.

-Estoy tan caliente.

Sonrío con arrogancia tras sus palabras, tumbándola en la cama para presionarla con mi cuerpo. Mi boca toma su cuello, succionando y tomando este con lentas y pequeñas lamidas que le agitan la respiración. La agarro de las muñecas para poder girarla y tomarla de espaldas, pero mi impetuosa Grace tiene otras intenciones conmigo.

De un rápido movimiento, es ella la que me tumba en el colchón subiéndose a horcajadas sobre mi. Sus manos se deshacen del botón de mis pantalones, bajando la cremallera y liberando mi polla, lista y necesitada de ella.

-Las bragas.

Grace me hace un gesto con su cabeza para que sea yo quien me encargue de eliminar su ropa interior. Engancho mis pulgares en la tela y la arranco de un tirón, arrojándolas al suelo de la habitación. Sus dedos, frotan mi miembro, a un ritmo loco y desenfrenado. Grace se recoge el pelo, bajando su cabeza para tomarme en su boca. El placer se apodera de nuevo de mi, dejando que un ronco gemido estalle en mi garganta. Su lengua, codiciosa y provocadora, lame todo mi tallo hasta llegar a la punta donde me vuelve a engullir entero.

Su cabeza sube y baja, perdiéndose mi polla entre sus labios. Sus dientes me rozan, mordiéndome un poco al subir hasta la punta, enviando todo un desesperado cosquilleo a mis pelotas. Ella succiona tan entregada que de seguir así, me voy a derramar en su boca sin poder mantener por más tiempo el control. Pero, tal y como he dicho, Grace hoy tiene otros planes.

Ella se da la vuelta, recostándose en mi cuerpo. Tengo sus nalgas a pocos centímetros de mi boca, las cuales agarro atrayéndola hacia mi. Sé perfectamente lo que quiere, y es lo que voy a darle.

-No dejes de chupármela -le ruego fascinado por como pasa su lengua por mis pelotas, las cuales muerde y pellizca.

Le abro bien los cachetes, y hundo mi lengua en sus pliegues. Está tan mojada que pronto mi boca se inunda de sus fluidos, siendo tomados por mi lengua como el más exquisito de los manjares.

Rizkaya -  Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora