Juan Pablo Villamil trasladado a NY por su trabajo, él es destacado no solo por su buen desempeño si no también por su discreción y humildad al tratar con los demás. Aún que a sus 32 años hay algo que lo tortura y es que no ha podido tener una relac...
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"Elizabeth, & Zendaya" Relata Elizabeth:
No sabía cómo, pero Zendaya me había convencido una vez más de adentrarme en una de sus aventuras, para mí bien Josh no iba a venir y tampoco quería verme después de que la policía se lo llevará del café por golpear a Villamil. Estaba recostada en la silla de playa bañada en bloqueador dolor y con la toalla tapándome todo el traje de baño, estaba muy pensativa desde aquella cena que hizo la familia Danner por agradecimiento a Juan Pablo y no me sacaba de la cabeza que Amelia había puesto sus ojos sobre él, y era de esperarse el hombre es un buen partido en todos los sentidos justo en ese momento sentí una sombra cubriendome. Me quite los lentes de sol y fui deslumbrada por el amarillo canario del bañador de Zendaya.
¿Que?.
Le pregunté intentando que se quitara de mi vista.
¡Ven, sal de esa silla, llevas horas ahí!.
Me pidió patendo las patas de la silla y yo negué.
No, te dije que no me movería de aquí.
Exclame haciéndole memoria y era claro, este era un fin de semana para Zendaya y para el imbécil de Marco, yo solo quería tranquilidad.
Lizzie, no le quites lo emocionante al viaje.
Me pidió.
Para mí esto es emocionante.
Exclamé poniéndome los lentes de nuevo y sentí que la sombra se quitaba. Abrí los ojos y mire a Zen alejarse y ahí iba una vez más mi remordimiento, camine hacia ella con la toalla enrollada en mi cuerpo y camine a su misma distancia. Ella me sonrió emocionada y revire los ojos ante su emoción sin sentido y tomándome de la mano corrimos hasta la playa. Sentir en mis pies la arena era verdaderamente un placer.
¡Quítate esa toalla!.
Me pidió y reí sacando la toalla y Zen comenzó a reír, justo en ese momento Marco se acercó y lo observé mirarme de pies a cabeza así que volví a acomodar la toalla dónde estaba. Él tomó a Zen por la cintura y la sumergió y comenzaron a besarse y reírse frente mío de verdad me hacían sentir fuera del lugar, como un bocho raro. Me retire y nisiquiera se dieron cuenta de mi ausencia y me acerque al primer lugar donde servían bebidas cerca.
¿Tiene etiqueta roja?.
Le pregunté al que atendía y él comenzó a reír.
Tengo caribe, y tengo cerveza.
Exclamó y revire los ojos indecisa.
Probaré la caribe.
Le dije sentandome en el banco con los pies llenos de arena y de lejos veía a esos dos tortolos romanciendo mientras yo ahogaba mis penas en una bebida de fresa y alcohol. Se suponía que este era el día perfecto para desestresarme se acercaba la semana de la moda en París y no era cualquier cosa, llevábamos meses prepandonos y Amelia se veía bastante nerviosa. Tome mi celular para sacar una selfie y justo en ese momento mire un mensaje de Villamil.
