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"Elizabeth, & Selma" Relata Elizabeth:
...¿Que demonios haces aquí?.
Le pregunté mientras la miraba con un semblante completamente aterrado, y de disgusto. No sabía que hacía ahí, no sabía cómo había dado conmigo, lo que tenía muy claro es que era ella, su cara, sus ojos, su voz todo en ella era como lo recordaba con excepción de su cabello que ahora lo usaba corto y se veía más robusta además que los años le habían pasado factura.
Se que soy la última persona que quisieras ver pero...
¡Es obvio!, ¿Cómo me encontraste?.
Le pregunté alterada con las maletas aún lado de mí todavía, sentí que la presión arterial se me subía y un dolor de cabeza se apoderaba de mí. Jamás pensé que volvería a ver la expresión de su cara y aún que muchas veces tuve curiosidad sobre su paradero mi orgullo fue más fuerte.
No fue fácil, en verdad todo ocurrió por esto.
Exclamó mientras sacaba de su bolso lo que parecía ser un períodico, lo extendió y me lo entrego en la mano mirándola con desconfianza tome el papel casi arrebatandolo de sus garras y cogiéndolo ví una reportaje de hace varios meses cuando estuve en Barcelona en la noche de la moda en GNrL.
...cuando ví el periódico, y mire tu cara estaba segura que se trataba de ti sin haber leído tu nombre, ví tu carita tu sonrisa y sentí algo en mi interior, cuando leí miss Elizabeth Brown Rodríguez, no pude contener mis lágrimas.
Me dijo y ni un poco de sus palabras me sacudían.
¿Y que quieres?, ¿Dinero?, ¿Ahora me buscas porque tengo dinero, estabilidad?.
Le pregunté molesta mientras arrojaba el periódico al suelo.
No es a eso a lo que vengo Elizabeth.
Exclamó, pero está claro ¿A qué más podría venir ella aquí?.
¿No me digas que vienes porque quieres ser la madre que nunca fuiste?, Porque creeme que eso jamás te lo voy a creer Selma.
Le dije y apretó los labios como cuando quería llorar.
Se que no fui la mejor madre, se que fui una basura, fui la peor escoria y le di la espalda a la única persona a la que debía darle todo el amor del mundo.
Dijo con la voz cortada y las lágrimas de fuera, yo sentía un nudo en la garganta y también tenía ganas de llorar pero no le iba a dar el gusto a la perra.
Pues ya no hay vuelta atrás.
Le jure.
Y no te estoy pidiendo que me perdones, se que te hice demásiado daño, tanto que más de una vez intenté acabar con esta culpa que me carcome hoy día y me mata.
