Capítulo 38

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— Quiero ir contigo esta vez—

Raven bajó la mirada ante las palabras de Hank. Ambos habían estado juntos casi todo el día, encerrados en el laboratorio, evadiendo a todo el mundo y hablando sobre lo que fue de sus vidas en los últimos años. A pesar de saber que Raven se iría en la mañana, Hank no estaba dispuesto a perderla de nuevo.

— ¿Y Charles?

— Creo que ya no le soy de mucha ayuda ahora — dijo Hank alzando los hombros.

—Gracias Hank — Raven lo tomó de las manos — por cuidar de él todos estos años — ella cerró los ojos para contener las inesperadas lágrimas.

Sin embargo, una lágrima resbaló por su mejilla y Hank la limpió al instante. Ambos se sonrieron.

— Sabes, Liv me prometió que te traería de vuelta — confesó Hank.

— Liv — pronunció Raven con cariño — Quizás tengas que agradecerle en persona — dijo sonriente, lo que implicaba que ambos se irían juntos al día siguiente.

*

Habían acabado de almorzar, y tanto Liv como Erik compartían la felicidad de estar juntos de nuevo. No hablaban mucho sobre lo que había pasado, y cualquier mención que Liv hacia sobre Charles y los demás era mal vista.

— Yo me encargo — dijo Erik cuando Liv se disponía a lavar la loza.

— De acuerdo — susurró ella.

Erik permaneció callado y concentrado en lo que hacía mientras Liv seguía sentada.

— Papá — dijo en un tono suave haciendo que Erik volteara a verla. Ella tragó saliva y suspiró — Yo... quiero pedirte perdón por escaparme aquella noche. Fui muy estúpida y puse mi vida en riesgo. Tenías razón y de verdad lo lamento.

Erik estaba a punto de decirle que se olvidara de aquel incidente, pero el sonido de alguien llamando a su puerta lo limitó a quedarse quieto. Liv se levantó lentamente de su asiento para ir junto a su padre.

— Deben ser Nora y Raven, nadie más sabe que estamos aquí. — dijo en voz baja.

— Puede ser — contestó él.

— Veamos de quién se trata, yo abro la puerta y tú te quedas cerca por si es necesario — sugirió Liv.

Por un momento Erik pensó en pedirle a Liv que no hiciera nada, así él podría hacerse cargo de la situación. Sin embargo accedió y dejó que ella abriera la puerta.

Por la mirilla, Liv reconoció a las familiares figuras femeninas detrás de la puerta y con desbordante alegría abrió.

— Son Nora y Raven — anunció volteando a ver a su padre.

— En realidad, alguien más vino con nosotras — confesó Raven.

Hank emergió por un costado.

Para Liv la sorpresa fue grata; para Erik la presencia de Hank le desilusionaba un poco, pues albergó por un instante que se tratara de Charles.

— ¿Qué hace él aquí? — preguntó al fin fijando la vista en Raven.

— A mí también me da gusto verte Erik — saludó sonriente Hank.

Erik fingió una sonrisa y pidió que ambas mujeres lo siguieran para charlar con ellas en la cocina, él necesitaba una explicación. Quedando una vez solos, Hank y Liv intercambiaron miradas, y luego ella pudo pronunciar un "Hola" con voz temerosa, pero él se limitó a asentir con la cabeza y mirar a su alrededor. Liv temía el repudio de parte de Hank y todos en la mansión.

No obstante, el saber que él vino con Raven, le dio un rayo de esperanza. Tal vez no la odiaba, tal vez tendría una oportunidad.

— Que bueno es verte Liv — exclamó al fin y luego se dispuso a darle un abrazo.

Ella sintió alivio, definitivamente había una oportunidad para ella, y con algo de suerte, también la habría para Erik.

*

Caía ya la noche, Liv estaba de pie en el pórtico de la casa mirando con atención al cielo. Los colores del atardecer se desvanecían dando paso al manto de diminutas y esparcidas estrellas, las cuáles hacían que Liv suspirara de vez en cuando. 

Liv escuchó pasos acercándose, giró un poco la cabeza para ver que se trataba de Hank.

— Sobreviví esta tarde junto a Erik — dijo cuando estuvo al lado de Liv.

— No niego su mal carácter, pero exageras — comentó ella sonriendo un poco.

— Lo dices porque no te ve como una potencial amenaza. Aunque no es tan insufrible como cuando Charles bebe de más.

Escuchar aquel nombre hizo que Liv baja la mirada y recordara todo lo que Charles le dijo sobre su padre. Hank se reprochó mentalmente por el comentario que acababa de hacer.

— Trato de comprender la razón de su odio hacia nosotros, pero me cuesta trabajo.

— No creo que lo que sienta es odio — respondió Hank atrayéndola hacia él — Cuando estamos enojados podemos decir cosas realmente hirientes sin sentirlas de verdad — finalizó tratando de consolarla.

Ella asintió en silencio

— Para alegrarte un poco, tengo algo para ti. — acto seguido sacó dos sobres de su bolsillo izquierdo. —

Liv tomó ambas cartas en sus manos, y al leer el nombre del remitente una amplia sonrisa se forma en su rostro. Una carta era de Peter, y otra era de Alex.





Hola, ya sé que este capítulo llega después de muchísimo tiempo y si todavía esta historia les parece interesante: ¡GRACIAS!

De verdad, gracias por la espera.

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