Capítulo 19

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— ¿De verdad no quieres estudiar?

Liv negó con la cabeza, despejó un poco el escritorio del Profesor para sentarse encima, quedando frente a él. A Charles le pareció inapropiado, pero en cuanto vio que ella parecía una niña pequeña, la ternura le hizo olvidar que su costoso escritorio no era lugar para sentarse. Además, él mismo había hecho mal uso del mueble, él y Erik, pero eso había sido mucho tiempo atrás.

— No creo estar en las mejores condiciones para ser una estudiante.

— Cuando estés lista siempre habrá lugar para ti.

— Quiero enseñarte algo.

Liv tomó un abrecartas cerca de ella, con un movimiento rápido hizo una línea en el dorso de la mano. Charles se asustó al principio, y luego de ver como la herida sanó, quedó aliviado.

— Toda una caja de sorpresas querida Liv.

La sonrisa de él aumentó cuando la joven le contó todo lo que pasó la noche anterior, incluso lo que le dijo Alex.

— Hemos pasado por mucho Liv, tantas perdidas. Estoy seguro que Alex no quería herirte.

— ¿Cómo que cosas? ¿Qué han perdido? — inclinó su cabeza para mostrar que estaba interesada.

Sin embargo Charles no estaba dispuesto a responder y dejó de sonreír. Ella se bajó de la mesa y regresó los papeles a su lugar.

— Oh, entiendo. Como sea, estoy aquí, y ustedes son los buenos.

*

Liv ya estaba lista para dormir, con lentitud procesaba todo lo que le había pasado en el día. La charla con Charles, la extraña disculpa de Alex y la tarde de diversión con Peter. Dio un largo suspiro, al menos Peter le ayuda a distraerse.

Sentada en la cama miró con fastidio la maleta, no se había tomado la molestia de desempacar. En un arrebato, vació todo el contenido sobre la cama. Observó con cuidado cada prenda, un vestido negro le llamo la atención.

Un recuerdo aterrizó, era la misma prenda que llevaba en la fiesta que recordaba una y otra vez. Con prisa se lo puso, se miró al espejo y todo le parecía más claro. Recordó que llevaba maquillaje, joyería y el cabello corto. Encontró entre sus cosas lo que necesitaba para verse como la imagen de su mente, pero no quiso cortarse el cabello. Una vez lista volvió a mirarse. Otro recuerdo. Había un chico, sangre en sus manos y policías. Ella quedó más confundida que al principio.

— ¿Liv? — Hank entró sin avisar.

— ¿Por qué no tocaste la puerta?

Hank se quedó sin palabras al verla.

— ¡Reacciona! — chasqueó los dedos.

— Perdona, sólo venia por... ¿te sientes bien?

— No Hank, creo que... creo que voy a enloquecer. Necesito ver a Charles.

*

— No creo que hayas matado a nadie. Necesitas dormir y yo también.

Charles había estado escuchando las teorías de Liv por casi media hora. Ella irrumpió en su habitación, pues le quedaba justo al lado de la suya. Hank se retiró sólo porque Charles lo pidió, porque encantado pudo quedarse viendo a Liv toda la noche.

— ¿Cómo puedes estar seguro de eso?

Rendida se revolvió el cabello y le dejo hecho un desastre. Charles se movió un poco para que Liv pudiera sentarse, pero ella ignoró tal acción y continúo caminando de un lado a otro. Por un momento, fijó su vista en una tornamesa vieja que estaba en la esquina de la habitación.

— Una canción — susurró Liv — ¿No tienes algo más actual?

Con el ceño fruncido, Charles negó, él no solía escuchar lo nuevo. Liv salió con prisa, sorprendiendo a Hank.

— No sabía que te gusta escuchar conversaciones ajenas — caminó de vuelta a su dormitorio.

Beast se sonrojó y la siguió. Dentro del caos de sus pertenencias, Liv encontró algunos casetes y un walkman. Miró los objetos con detalle mientras Hank la veía a ella. Liv reprodujo algunos, ninguno era similar a la vaga melodía que le sonaba en la cabeza.

— Hank ¿no tendrás...? — se percató de la mirada que tenía puesta sólo en ella.

— Disculpa — con nerviosismo se acomodó los lentes — ¿Qué necesitas?

— No te preocupes, se dónde encontrarlo — Liv le sonrió y le apretó una mejilla.

*

Y ahí estaba otra vez, sólo que fue Scott quien abrió. El look de Liv dejo sorprendidos a los presentes, especialmente a Alex.

— ¿Esto se hará una costumbre? — preguntó divertido.

Ella se encogió de hombros y fue junto a Peter en busca de su ayuda. Alex no pudo evitar sentir una especie de celos y su hermano lo notó. ¿Por qué ella siempre buscaba a Maximoff?

— Creo saber cuál canción es...

Peter colocó un casete en su propio walkman, Liv se acomodó los audífonos de diadema. Al iniciar la pegajosa melodía, una ola de acontecimientos inundó la mente de Liv.


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