Capítulo 11

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Erik no podía imaginar el lio en que se había metido Liv. Lo supo, pues la premonición de Nora les indicó que había que buscar en la estación de policía. Después de rondar por tres estaciones llegaron a la indicada. Raven cambió su forma a un policía, mientras Erik y Nora esperaban afuera. Con rapidez Mystique se mezcló entre los oficiales, buscó a su niña entre las diferentes celdas y la encontró.

— Tú — la señalo — Vienes conmigo.

Liz nerviosa se acercó, pero se tranquilizó en cuanto vio que el policía cambio sus ojos por unos amarillos, sabía que Raven llegó a rescatarla.

*

Liv estaba en casa, pero era el comienzo de un largo regaño. Erik la tomo fuertemente del brazo y la condujo hasta la sala.

— Ve a lavarte la cara y vuelve a tu apariencia normal.

Erik ni siquiera la miró, y ella fue corriendo al baño. Se quitó todo el maquillaje, lavó la sangre que aún quedaba en sus manos, se despidió del cabello rubio, los ojos azules y la piel bronceada. Le regreso el cabello castaño, pero lo mantuvo igual de corto, los ojos marrones y la piel blanca.

Por los últimos veinte minutos Erik mencionó diversas maneras en que su hija se puso en peligro. Liv ya estaba harta pero se mantuvo callada. Raven y Nora estaban un poco molestas también, sin embargo estaban contentas de que su pequeña estuviera sana y salva; a pesar de lo que Erik tenía en mente para Liv.

— ¡Y mírate los ojos! — Erik los observó de cerca, ambos mostraban un rojizo vibrante por las sustancias que consumió  — Y no te importó mostrar tus poderes. Liv estoy tan decepcionado de ti. Jamás pensé que podrías cometer una estupidez así. Yo... Yo ya no te reconozco.

Erik se sentó y poso su cabeza entre sus manos, realmente estaba herido. El sólo pensar que pudo quedarse sin Liv le provocaba la misma sensación que tuvo al dejar a Charles.

— Sabes que no saldrás de esto sin un castigo — dijo y suspiró profundo — Pero a cambio te daré lo que tanto has anhelado: tu propia misión.

Liv no entendía muy bien, Magneto no daba a torcer su brazo tan fácil. Había algún truco o sorpresa escondida.

— ¿Recuerdas la escuela de la que te platiqué? — intervinó Raven sin permiso.

Claro que recordaba, un lugar donde los mutantes podían ser quienes eran y la mítica persona de la cual le era restringido hablar frente a Erik: Charles Xavier.

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