Roommate.

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Jimin odiaba despertar sólo. Más ahora que se había acostumbrado a despertar junto a Hoseok y no eran cinco minutos más los que se quedaba dormido junto a él, sino dos o tres horas. Con un gruñido inconforme quitó las sábanas de su cuerpo dejándolas por debajo de su torso. La idea de dejar su cálida cama no le parecía muy atractiva, y menos para ir a trabajar, pero tenía que hacer lo que tenía que hacer.

Después de bufar un par de veces más y debatir si debería levantarse o no, terminó por arrojar el cobertor lejos de su cuerpo y saltó fuera de la cama. El frío no tardó en recorrerle desde los pies hasta la columna, haciéndolo temblar en su lugar. Por fin tomó su móvil y silenció la alarma que no paraba de sonar.

Aventando el aparato a la cama, bostezó y frotó sus ojos con mucho cansancio, pareciendo utilizar todas sus energías en aquello. Después de un gran suspiro y unos cuantos estirones por fin logró activarse un poco. Tomando el móvil nuevamente, deslizó el dedo rápidamente por la pantalla y pegó el frío aparato a su oreja mientras salía de su habitación.

—Buenos días —dijo con una risita— ¿Ya te levantaste?

El rubio caminó hasta dar con el closet al final del pasillo y tomó dos toallas.

—Te extraño, soñé contigo —rió— ¿Seguro que ya vas en camino?

Jimin asintió y después de un par de segundos colgó, aventando nuevamente su móvil a la cama para correr dentro del baño.

Eran justo las 8:00 a.m. cuando el rubio subía a su auto dispuesto a ir al edificio. Una ducha caliente era lo que le hacía falta para empezar bien el día. Un par de minutos después de dejar su gran departamento, la pantalla en su auto comenzó a sonar, indicando que tenía una llamada entrante.

"Taehyungie" se podía leer en letras grandes. Jimin no tardó en contestar, siendo capaz de escuchar un poco de estática.

—¡Jiminie! —habló el castaño sonando agitado.

—¿Qué pasa Taehyung? —contestó el rubio extrañado.

—Nada, sólo llamaba para preguntarte si quieres café, Jungkookie y yo nos escapamos a Starbucks porque no había latte de vainilla en la cafetería del edificio, ¿quieres algo?

Jimin dejó escapar una risita y asintió.

—Un americano frío —respondió dulce— no tarden mucho, estoy a dos minutos de llegar.

—Bien, ¡nos vemos! —contestó el castaño alargando sus palabras tiernamente y colgó.

Ni quince minutos pasaron y Jimin ya estaba fuera del enorme edificio. Después de aparcar perfectamente en su lugar de siempre, bajó del auto y cerró. El fuerte viento hacía volar su largo abrigo, desacomodándole ligeramente el cabello y tiñéndole la nariz y mejillas de rosa.

A la par que el rubio caminaba por la puerta, escuchó pasos rápidos acercarse hasta él. Antes de poder reaccionar, el castaño se le colgó de la espalda y le cubrió los ojos.

Jimin ni se molestó en averiguar quién era porque ya lo sabía, y las risitas de Jungkook terminaban por delatarlo.

—¿Mi café? —preguntó el rubio mientras caminaba con dificultad gracias al peso extra que añadía Taehyung.

—Aquí —dijo el menor y lo puso en su mano.

Sin molestarse en bajar, ni Jimin en apartarlo, el rubio se limitó a darle un gran sorbo de su café y seguir caminando con la esperanza de no caer.

—¿Alguien sabe cuándo tendremos nuestra hora de comida? —preguntó Jungkook trotando hasta el líder, quien de inmediato volteó y no tardó en rodear su cintura con su gran brazo.

𝐅𝐚𝐤𝐞 𝐛𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora