A este punto, todos habían notado como poco a poco el castaño parecía haber perdido sus sonrisa y ese resto de alegre infantilidad que tenía su personalidad. Muy lejos de su comportamiento normal, todo le era indiferente, externaba hartazgo por cualquier mínimo inconveniente y prefería estar solo.
Desafortunadamente no había sido sólo su gran carisma lo que había perdido, pero su cuerpo también le pasaba factura. Si bien siempre se había mantenido en buena forma, su tan delgado físico había hecho a los miembros preocuparse en múltiples ocasiones. Nadie sabía la razón y eso los alarmaba aún más.
Retrocediendo un poco en el tiempo, Taehyung había pasado por algo similar después de la muerte de su abuela y aquella época había sido una tortura principalmente para Taehyung, pero también para los miembros, pues había sido muy difícil ayudarlo y dejar que se ayudara.
Probablemente ese sería su defecto más grande.
Pensar que podía con todo y que no necesitaba ayuda de nadie.Por suerte ahora era diferente. Con el tiempo, y ayuda de Namjoon especialmente, había aprendido a ser más receptivo y en general unas cuantas lecciones de inteligencia emocional lo habían hecho madurar.
Desafortunadamente, nadie había sabido cómo acercársele ahora y preguntar si estaba bien, excepto Jimin. Él lo sabía todo y gracias a él, Taehyung no había perdido los estribos. Noches de películas, soju y mimos apenas lo mantenían a flote.
Cerrando la puerta detrás de él para posteriormente aventar las llaves a la mesita de mármol, generando un estruendoso ruido en la sala, el castaño se desplomó en el sofá y suspiró.
—Siento que me va a reventar la cabeza —se quejó, llevando sus manos a su cien— ni siquiera sé qué día es.
—Es miércoles, osito —dijo Jimin mientras quitaba su abrigo y lo acomodaba en el perchero junto a la puerta— ¿Quieres una pastilla?
Sentándose junto a él, el rubio se limitó a sobar el muslo de Taehyung y esperar.
—Estoy bien —musitó— sólo abrázame.
Entre risitas tiernas y lastimeras, Jimin se acercó y envolvió al castaño entre sus brazos, quién no dudó en acurrucarse sobre su pecho e inhalar el delicioso aroma cítrico. Al notar como Taehyung no parecía querer moverse, Jimin introdujo sus dedos en su cabello desde su nuca y comenzó a masajear gentilmente.
—Ah, me gusta —dijo el menor, con su voz siendo opacada por el pecho de Jimin.
—Lo sé —contestó el rubio con una sonrisa.
Después de un par de minutos, Taehyung se apartó y frotó sus ojos.
—¿Qué hora es?
—Faltan cinco para las once —contestó Jimin, estirándose— ¿Ya tienes sueño?
—De hecho no, pero sí estoy cansado —gruñó mientras estiraba sus piernas— ¿Podemos ir a la habitación?
—Claro que podemos —Jimin sonrió dulcemente y se levantó despacio.
—¿Tú tienes sueño? —preguntó el castaño, mordisqueando sus labios.
Jimin se limitó a negar entre risitas y, ante esto, Taehyung sonrió travieso y levantándose de pronto, caminó tímidamente hasta él.
—¿Podemos abrir una botella? —preguntó de pronto.
—Me leíste la mente —Jimin sonrió.
Taehyung aplaudió tiernamente y caminó hasta la alacena para tomar dos copas. Poniéndolas sobre la barra, se dirigió a la cava instalada en una de las paredes de la enorme cocina del mayor y se detuvo frente a todas las botellas.
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𝐅𝐚𝐤𝐞 𝐛𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝.
FanfictionLo que comienza como un juego, podría terminar en una inesperada realidad.