D o s

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C a e l a n

Salgo del agua, quitándome los goggles y el gorro protector, sacudiendo mi cabello de un lado a otro.

El entrenador me alza el pulgar desde el otro lado de la piscina para indicarme que estoy manteniendo mi marca, así que yo le devuelvo el gesto y entro a los vestidores para darme una ducha y cambiarme.

De repente me siento sin muchas ganas de hacer nada.

Antes disfrutaba muchísimo nadar, lo hacía cada vez que podía, pero desde que empecé a considerar la idea de ingresar a la Academia de Futbol de Nueva York, la verdad es que no lo disfruto tanto. Y no es que alguien me esté obligando a seguir, ni tengo que pedirles permiso a mis padres para salirme del equipo, solo le estoy dando una oportunidad más a la natación.

No sé, tal vez de repente recupere la pasión por nadar.

Salgo de los vestidores y recorro el jardín para entrar al internado. Es la hora del desayuno así que hay mucho ruido en la primera planta, la cual es mi menos favorita.

En esta está la cafetería, la recepción y una pequeña sala para recibir a las personas que llegan a visitar a alguien. En la segunda están las oficinas y los salones de clases y en la tercera están los dormitorios. Este lugar es enorme, sin embargo, no pueden controlar el alboroto que se hace cada vez que bajamos aquí.

Odio estar con muchas personas en un solo lugar.

Suspiro y camino hasta nuestra mesa donde ya están Denzel y Candy hablando de cosas sobre moda que yo no entiendo.

La primera en notarme es ella.

—Pero mira lo que trajo el viento —exagera mientras yo me siento—. ¿Qué te pasa últimamente?

Denzel y yo compartimos una mirada discreta pero ninguno dice nada.

—Estoy pensando si salirme o no de natación.

Sé que eso es suficiente para calmar sus dudas.

—¿Por qué te quieres salir? —me pregunta Denzel, ayudándome a que ella piense en otra cosa.

—Ya no me gusta —me encojo de hombros—. Además con lo de la academia... bueno, tal vez deba concentrarme más en el futbol.

—Cualquier cosa que elijas sé que será la mejor para ti —me sonríe ella y se pone de pie para sentarse a mi lado—. Tomémonos una foto.

A pesar de que estoy cansado, sonrío para su bendita foto y observo como la publica en Instagram felizmente.

Ella tiene razón, me pasa algo últimamente. Y quisiera decir que es algo nuevo pero la verdad es que siempre me pasa lo mismo.

He perdido la cuenta de cuantas veces me han roto ya todas las ilusiones.

Desde que estaba en la secundaria me interesaba demasiado en algunas chicas que al final no querían nada más que sexo conmigo. Ahora es diferente, claro, nadie me prometió cosas que no pudo cumplir al final, pero no puedo dejar de ver esos malditos ojos dorados en mi cabeza.

¿Por qué Alyssa Allen tiene que ser tan jodidamente hermosa?

¿Y por qué tiene que tener novio?

Los recuerdos de ella dejándose ir sobre mis manos no se van de mi mente y me siento demasiado... extraño, como si necesitara eso de nuevo.

Y es que ya han pasado dos semanas y no hemos vuelto a hablar.

Evade mi mirada en la medida de lo posible así que yo decidí sentarme en otro lado en nuestra clase de geografía para no incomodarla. Tal vez me excedí al insinuarle que podíamos tener sexo cuando ella quisiera, tal vez la ofendí al creer que es alguien que engañaría constantemente a su novio pero... todo tiene una explicación.

El poder del deseo #1 B.P  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora