D i e c i o c h o

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C a e l a n

Amo a Sam.

¿Por qué si sus palabras me lo han dicho, mi mente dice que es mentira?

Si la amara no me miraría como lo hace, no me besaría como lo hace, no me abrazaría como lo hace y no me dejaría mirarla como de verdad es.

Esto es un desastre, un completo y jodido desastre porque desde hace una semana me aterroricé con el hecho de que siento algo por ella que no es deseo ni atracción. Es... cariño. Por eso le dije que no se preocupara por mí y me encargué de recordarle con un comportamiento idiota que solo era sexo, pero solo un ciego no se daría cuenta de que ya es más que eso.

Me dio miedo porque sé lo que implica, sé que ese no era el trato, y aunque probablemente es lo mejor, no puedo dejar de sentirme herido y frustrado por su mensaje.

¿Que no podemos seguir?

Tengo cientos de formas en mi cabeza para hacerlo funcionar, pero no puedo ignorar el hecho de que esto es lo que quiere, y debo respetarlo. Sea lo que sea que haya pasado esta semana la llevo a tomar esta decisión y... tal vez cree también que es lo mejor.

—Bueno... —Denzel me regresa mi celular y sigue tomando su café—. Es un mensaje de despedida. De hecho, es un mensaje de ruptura. Lo que es tonto porque nunca fueron nada.

Lo miro mal.

—No sé qué haría sin ti y tus análisis precisos, Denzel.

—¿Qué quieres que te diga, Caelan? Pasaste toda la semana con ganas de hablarle, y frustrado porque ella no lo hacía. Y ahora que lo ha hecho... no estás conforme.

—¿Cómo puedo estar conforme con esto? —hago una mueca y dejo el celular sobre la mesa casi con desagrado—. No tiene sentido.

—Para mí es muy claro, Denzel.

—¿Por qué te estás comportando así?

—Porque quiero que lo admitas.

—¿Para qué?

—Para poder decirte te lo dije. Y eres un idiota.

Junto los labios en una línea delgada y miro a otro lado, pero sin prestarle atención a ningún lugar en específico de la cafetería en la que estamos.

No quería estar en mi departamento porque me da la sensación de que todo el lugar huele a ella, pero aquí me siento algo estúpido porque la cafetería está frente a mi edificio. Creo que eso explica los signos de interrogación en el mensaje de Denzel cuando le dije donde estaba.

Quiero alejarme y lo más lejos a donde se me ocurre ir es bajando la calle, ¿no?

—Sí, lo arruiné —lo miro con cansancio—. Me gusta de verdad y la quiero, ¿bien? Quiero que esté conmigo y de solo pensar que lo ama... joder, ni siquiera puedo soportarlo.

Celos...

Los había sentido, sí, pero jamás a esta intensidad ni por Allen. Desde el principio asimilé que no éramos exclusivos, y ni siquiera me molestaba cuando la veía besando a su novio, aunque tampoco era muy cómodo, pero ahora que sé que la quiero no puedo evitar sentirme molesto por la idea de ella entre sus brazos, de él acariciando esa piel que es mi favorita y recorriendo esos lugares que me sé de memoria.

No quiero, no puedo...

Me paso las manos por la cara, frustrado conmigo mismo.

Estaba tan seguro de que no me volvería a pasar, sentía que tenía tanto control sobre la situación que simplemente me dejé ir como en un tobogán de piscina. No vi ningún fallo, o tal vez no quise verlos porque Allen me gusta demasiado y por eso en cuanto menos me di cuenta, ya había pasado todo esto.

El poder del deseo #1 B.P  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora