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A l y s s a

A las once de la mañana todos los alumnos del internado bajamos a la primera planta para la asamblea donde anuncian los mejores promedios del parcial. El auditorio es enorme y hay muchos lugares libres que a veces usan los padres que quieren venir a felicitar a sus hijos por sus calificaciones.

Una vez que me siento, me limpio las manos contra la tela de mi pantalón porque estoy nerviosa.

Muy nerviosa.

Mis padres están aquí.

Ambos.

Juntos.

Y si hay algo peor que mi madre regañándome, es solo ambos padres regañándome. Porque sé que aunque saque calificaciones perfectas, aunque sé que todo el mundo me felicite por mi esfuerzo, nunca será suficiente para ellos porque simplemente yo no lo soy. Siempre han esperado más de mí de lo que yo puedo dar.

—Todo estará bien —susurra Nel en mi oído, acariciándome el hombro—. Estaré aquí contigo pase lo que pase.

Sé que si digo algo se dará cuenta que estoy más nerviosa de lo que quiero que sepa así que solo tomo su mano y la aprieto con fuerza contra la mía.

Después de un rato observamos como Evan y Sam en la distancia nos saludan, y como aún hay asientos libres juntos a nosotras, caminan hacia aquí.

—Hola, amor —me sonríe él.

—Hola. ¿Dónde estabas?

—Estaba con tus padres.

Lo miro con las cejas fruncidas mientras se sienta a mi lado.

—¿Qué hacías con mis padres?

—Me preguntaron cómo llevaste los exámenes.

—¿Y qué les dijiste?

—Que... —y por su pausa ya no tiene que contestarme.

—¿Les dijiste lo del martes?

Por supuesto que a Sam no se le iba a escapar que falté a la última clase del martes, cuando Caelan y yo fuimos al centro comercial. Le expliqué que había estado en mi habitación porque no me sentía bien pero al parecer eso no fue suficiente pretexto como para que me guardara el maldito secreto.

—Aly...

—Sam, ¿sabes el problema que tengo ahora? Ellos van a matarme.

Mira a ambos lados cuando subo un poco el tono de mi voz para asegurarse de que nadie note que estamos teniendo una pelea.

—No. Les expliqué por qué faltaste.

—En primera ni siquiera tenías que decirles.

—Es que me preocupa que...

Y sucede algo que nunca había hecho: Sam quiere tomarme de la mano y yo la aparto, juntándola con la de Nel. Pero ni siquiera es por Caelan, es porque estoy tan molesta que no puedo tolerar que me toque en estos momentos.

No puedo ni verlo.

Nel me mira, sonriéndome para darme apoyo, y yo siento que me tranquilizo un poco.

Si está ella conmigo todo estará bien.

El auditorio empieza a llenarse poco a poco así que cuando llega el director ya todos estamos en nuestros lugares.

—Buenos días, queridos alumnos y padres —habla con profesionalismo frente al micrófono de la explanada—. Hoy estamos aquí para premiar la dedicación, el esfuerzo y la responsabilidad de nuestros queridos alumnos.

El poder del deseo #1 B.P  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora