T r e i n t a

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De vuelta a la realidad.

Después de una semana más, tenemos que volver al internado. Admito que es muy extraño vernos a ambos en uniforme después de tener una vida tan... adulta.

Y pese a que sé todo a lo que me tengo que enfrentar, una parte de mí se siente feliz porque sé que no estoy sola. Tengo a personas que creen en mí y eso debe ser suficiente para sobrevivir a todo lo que viene.

El resto de los días estuvimos todo el tiempo en casa, cocinando, viendo películas y teniendo un increíble sexo.

Nel llegó, pero Eleonor la tuvo tan ocupada que no pudimos vernos. Al parecer su madre sospecha que algo pasó en Río así que trata de hacerla sentir mejor, aunque Nel no pueda decirle lo que pasó en realidad. Sé bien que ella lo aprecia demasiado.

Y yo estoy muy emocionada porque por fin la miraré.

En cambio, Caelan ahora es quien se mira muy preocupado. Y aunque no me lo diga para no preocuparme, sé que teme lo que me pueda pasar ahora que todo el internado se enterará que no estoy más con Sam. Eso a mí me tiene sin cuidado, por supuesto, pero también me preocupa por él.

El extorsionador no se ha presentado, y algo me dice que lo que él puede hacer va a traer más consecuencias que simples chismes de escuela.

Debemos ser cuidadosos.

Y a todo esto solo se le agrega la preocupación de que Caelan ha perdido la beca. He pensado en que quizás pueda hablar con el director del internado, pero no sé que tipo de relación tenga con mis padres así que no creo que deba arriesgarme.

Tengo que encontrar otra forma.

—Tal vez deba hablar con Sam antes de que nos vea juntos —le digo a Caelan mientras conduzco—. No quiero... ya sabes... que haga un espectáculo.

Caelan asiente como si ya lo hubiera pensando.

—Creo que es lo mejor.

—Sí, yo también.

Hay un aire extraño entre nosotros. Quiero decir, estamos bien, mejor que nunca, pero el regreso a clases se siente como una gran pausa a lo que tenemos. Se siente como el incio, cuando teníamos que ocultar lo nuestro. Y de alguna forma tendremos que hacerlo, al menos hasta que Sam lo sepa.

Y odio esto.

Odio no darle lo que se merece.

—Lo siento —susurro lo suficientemente alto como para que me escuche—. Sé que no es lo que esperábamos. Pero, te prometo esto no durará. No tengo intenciones de seguir escondiéndonos.

—Lo sé —toma mi mano libre y deja un beso en el dorso—. Y no me molestaría que fuera así. Sé el riesgo en el que estamos por el simple hecho de amarnos.

No, no lo estamos.

Él corre el riesgo de perder todos sus sueños solo porque yo lo amo.

No me parece justo.

—No durará mucho. Lo prometo.

No dice nada, pero ahora lo noto mucho más relajado de lo que estaba al salir de casa. Nunca se la ha dado muy bien ocultarme cuando está preocupado.

Llegamos al internado, y después de aparcarme, entramos con dirección a nuestras habitaciones. Faltan como quince minutos para que las clases inicien así que no me resulta extraño no ver a nadie en los pasillos. Nosotros acordamos llegar antes porque tenemos que recoger nuestros libros y cuadernos.

Yo ni siquiera recuerdo si tenía tarea para vacaciones y mira que eso jamás me había pasado.

—Acabo de recordar que tenemos la primer clase del día juntos —me dice él a mitad de las escaleras.

El poder del deseo #1 B.P  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora