V e i n t i s é i s

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Caelan conduce hasta que llegamos a Nueva Orleans. Yo mientras tanto no puedo despegar el rostro de la ventana, observando todo a mi paso porque es simplemente maravilloso. Las personas caminan libremente a pesar de la hora y se escucha música por todos lados. Se respira libertad y eso es justo lo que necesito esta noche.

Miro a Caelan, y él solo sonríe con ternura.

Se ve maravilloso está noche.

Igual que yo, se decidió por algo casual y algo muy similar a lo mío: pantalón de mezclilla, camisa blanca y un saco negro.

Y no ha parado de decirme en todo el camino lo mucho que le gusto, aumentando mi emoción por esta noche.

Sé que ayer fue un día de mierda, y probablemente habrá más así, pero solo basta ver su sonrisa, sus ojos... y todo mejora en instantes.

Cuando detiene el auto veo uno de los salones más exclusivos de toda la ciudad. No está muy lleno porque se tiene que pedir reservación muchos meses antes y la gente que va entrando lleva vestido y trajes elegantes.

Miro a Caelan de inmediato y sonreímos.

En otro momento estaría muy avergonzada, pero este tipo de cosas ya no logran perturbarme.

Bajamos del auto, Caelan le entrega las llaves al chico del Valet y tomados de la mano entramos al salón.

En estos últimos meses jamás me imaginé que pudiera ir de la mano con Caelan, incluso me atemorizaba hablar con él en público, pero ahora que puedo ver nuestras manos unidas, no puedo pensar en algo mejor y tan natural como esto.

Subímos al segundo piso, donde la iluminación es más tenue y donde al fondo hay un pequeño escenario que ahora está cubierto por un telón rojo. Hay música suave de fondo y una barra a la derecha donde hay todo tipo de alcohol.

—¿Estás bien? —me pregunta Caelan al verme tan nerviosa.

—Sí, es que...

Antes de que pueda responder, una mujer se pone de pie frente a una mesa y nos empieza a hacer señas.

El parecido con Caelan es enorme que no tardo en deducir que es su madre.

—Estoy nerviosa —admito en voz baja mientras veo con una amplia sonrisa a su madre.

—No lo estés. Ellos te adorarán.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque yo lo hago.

Lo miro, probablemente mis ojos brillando como nunca, y aprieto su mano para controlar mi necesidad de besarlo aquí mismo.

—Y yo a ti —susurro para después jalarlo hacia sus padres.

Ahora, luego de mis nervios controlados, tengo mucha curiosidad por saber qué tipo de personas criaron a un hombre tan bueno.

Cuando llegamos a la mesa, las dos personas frente a nosotros se ponen de pie con unas amplias sonrisas que delatan su emoción por esto. Yo me siento feliz porque pese a mis errores, ellos aún me aceptan aquí.

—Buenas noches —saludo, educada.

La primera en extenderme la mano es su madre.

—Tú debes ser Alyssa Allen. Un placer.

—Lo mismo digo, señora Fray.

—Llámame Nadia, por favor.

Asiento y suelto su mano para tomar la de su padre.

—Isaac.

—Mucho gusto conocerlos al fin. Caelan me ha hablado mucho sobre ustedes.

—También nos ha hablado sobre ti —él me sonríe—. Por favor, siéntense. ¿Quieren algo para beber?

El poder del deseo #1 B.P  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora