V e i n t i u n o

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N e l l y

Río de Janeiro.

Un lugar lleno de calor, infecciones y música.

Si, lo que toda persona con vacaciones quiere, verdad.

—Mejora esa cara —me dice Aly por medio de la videollamada—. Irás a Brasil.

Hago una mueca, escondiéndome detrás de mis gafas.

—¿Sabes cuantos virus han iniciado allá?

—Estoy segura de que eso es un mito, Nelly.

Volteo los ojos.

Solo me dice Nelly cuando ya quiere hacerme entrar en razón.

Veo atentamente la pantalla, negándome a darle la razón, y sonrío cuando la veo con una camisa blanca que claramente no es suya, y esa expresión en el rostro que solo tiene una persona que pasó una buena noche de sexo.

Ella y Caelan parecen animales en celo, en serio.

—¿Cómo te va con esta nueva vida? Seguro que ni siquiera puedes caminar bien.

—Te diría que te callarás si no fuera verdad.

—No tengas tanto sexo o tendrás que ir al ginecólogo por lo irritada que vas a quedar.

—¡Nelly, cállate!

Me rio, llamando la atención de algunas personas en el aeropuerto.

—Más pena debería darte hacerlo.

Es su turno de voltear los ojos y planearse para evadir el tema.

—¿Y qué estás esperando? ¿Por qué no te has ido?

Suspiro, cansada.

—Estoy esperando a mamá. Ya sabes que llega tarde a todos lados.

—Sí, bueno, al parecer sacaste eso de ella.

—No entiendo por qué tengo que venir yo. Papá dijo que son negocios, no vacaciones familiares. Ni siquiera creí volver a viajar con ellos. Cada vez que están juntos por más de dos días se empiezan a poner... inquietos —hago una mueca de asco.

No hay peor cosa en el mundo que saber que tus padres tienen sexo, sobre todo si ya están separados como los míos.

Joder, parecen adolescentes.

—Tal vez quiere que pasen tiempo juntos así que cambia esa cara y sonríe. Sé que quieres estar cerca de ellos.

Volteo los ojos de nuevo.

Como me molesta Alyssa cuando tiene la razón, es como tener... consciencia, algo que me encargué de callar desde hace muchos años.

—Bien. ¿Así? —finjo una amplia sonrisa, haciéndola reír.

—Justo así. Ahora debo irme. Llámame cuando aterrices.

—Lo haré. Y ya no tengas sexo.

—¡Tengo mala recepción, adiós!

Niego, divertida, y guardo mi celular cuando cuelga la llamada.

Las cosas se salieron totalmente de control hace unos días. Dijo que no frente a ese montón de personas y Rachel seguro tuvo que pagar un par de miles para que nadie publicará los vídeos del compromiso porque no ha aparecido nada en redes sociales, revistas o periódicos. Absolutamente nadie sabe que ella y Sam ya no están juntos, y sé que eso tranquiliza mucho a Aly porque no tiene que enfrentarse a todo lo que creyó que tendría que enfrentar, pero a mí solo esto me da mala espina.

El poder del deseo #1 B.P  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora