D i e c i s i e t e

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Los desayunos con mi familia deberían ser considerados mi infierno personal.

No creo que haya otra cosa en el mundo que me cause más ganas de irme a cualquier parte del mundo que esta. Siempre se basa en críticas, comentarios despectivos y una larga lista de sugerencias sobre lo que debo y no hacer.

Es agotador.

Afortunadamente, ahora están Nel y Jade conmigo, porque de otro modo habría inventado cualquier excusa para no venir hoy.

Ah, y también está Sam.

Nosotros estamos... bien. No volvimos a hablar de la universidad y las cosas están incómodas, pero estoy tan agotada que prefiero eso a pelear de nuevo, porque sé que si decimos algo es lo que sucederá. Él aún no comprende que no quiero la misma vida que él.

—Pedí este vestido para ti —mamá me tiende su tableta y yo dejo de comer para tomarla.

Frente a mí queda un vestido que claramente lo eligió ella porque es por completo su estilo.

—Es lindo —murmuro, sorprendiéndola.

—Creí que pondrías miles de objeciones.

—Es que me gusta de verdad.

Ella asiente, aún sin saber cómo tomarse esto.

—Bien. Lo traerán mañana temprano.

Sí, mañana es mi cumpleaños.

Odio mi cumpleaños.

Siempre me han hecho fiestas, pero no de esas bonitas en las que estás con tu familia o amigos, son esos eventos grandes a los que mis padres suelen ir y que solo sirven para estrechar lazos con grandes empresarios o simplemente para presumir la buena vida que tenemos, algo que es por completo una mentira si ignoramos el ámbito económico.

Cuando era pequeña me gustaban, pero crecer es una maldición. Te das cuenta de muchísimas cosas que no pediste saber.

—¿Estás emocionada? —me pregunta Sam—. Pronto serás mayor de edad.

Sonrío de la forma más sincera que puedo y asiento.

—Claro, es genial.

Quisiera decir que el tener la mayoría de edad no siempre te da el poder de decidir sobre tu propia vida, sobre todo con unos padres como los míos, pero mejor me quedo callada porque sé que solo haré explotar las cosas en esta mesa.

Estoy en ese punto en el que prefiero mantenerme en calma en lugar de perder la cordura porque estoy agotada y sobre todo... triste.

La verdad es que nunca creí que pelear con Caelan me afectaría de este modo, porque ni siquiera cuando peleo con Sam me pongo así y eso es preocupante porque... eso significa algo que no debería estar sucediendo.

Lo he visto esta semana, por supuesto, y él también me ha visto a mí porque lo he atrapado haciéndolo, pero ninguno de los dos ha hecho nada. No sé si es por orgullo, o por qué no sabemos que decir o simplemente es porque estamos lidiando con nuestras propias cosas, pero... creo que ambos la estamos pasando igual de mal.

Al menos eso es lo que me gusta creer.

—Mamá dijo que te dará un buen regalo —Nel me dice, guiñando un ojo y aligerando la tensión en la mesa.

—Lo mejor de los cumpleaños —la acompaña Jade, haciéndome reír.

Sin ellas de verdad que no sabría qué hacer.

Poco se habla de lo afortunado que se es cuando se tiene amigos de verdad.

Es un regalo demasiado hermoso.

El poder del deseo #1 B.P  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora