C i n c o

644 31 0
                                    

A l y s s a

Los padres de Nel se divorciaron cuando ella era muy pequeña, tenía siete años. Sin embargo, creo que no lo resintió tanto porque, a pesar de no estar juntos, ellos se llevan de maravilla, incluso mejor que cuando estaban juntos.

La personalidad de sus padres son muy distintas y eso les causaba muchos problemas, por eso tomaron esa decisión. Y también por Nel. Sabían que era lo mejor para ella.

El padre de Nel es serio, no ríe mucho e incluso es algo tímido y solitario. Y su madre... bueno, es igual a Nel: liberal, divertida, vive sin preocuparse de lo que pueda decir la gente de ella. Nunca trata de ser lo que esperan o de agradarle a alguien.

Ella es simplemente... ella.

Y es por eso que Eleonor me agrada tanto.

Me siento muy feliz cada vez que venimos a verla.

—¿Mamá? —la llama Nel cuando entramos a su enorme departamento en el centro.

Eleonor viaja demasiado pero Linden es su casa, siempre vuelve aquí. En concreto a su departamento, que fue una de las cosas que obtuvo después del divorcio. Para ella fue más que suficiente, nunca estuvo casada con el gobernador Spelman por su dinero.

En algún momento lo amó, eso nos lo ha dejado en claro muchas veces.

—¡Mi Nel! —Eleonor sale de repente de la cocina y corre a su hija para darle un fuerte abrazo.

Cuando las veo juntas es justo en el momento en el que más pienso en lo mucho que se parecen.

Ambas son rubias, pequeñas, misma complexión, mismas expresiones. Lo único diferente que tienen es el tono de los ojos. Nel los tiene negros igual que su padre y Eleonor los tiene color azul cielo.

Es una diferencia linda.

—Te extrañé, mamá.

—Y yo a ti, linda.

Después de más cariñitos, ella me ve y me abraza también.

—Aly, qué gusto verte.

Sonrío, estrechándola fuertemente.

—Lo mismo digo, Eleonor.

—Ay, cómo las extrañé. Tenemos que ponernos al día con todo. Vamos.

Caminamos a la cocina y cuando entramos observo que había estado preparando café antes de que llegáramos.

A amabas nos encanta el café así que no dudamos en tomarlo.

—Así que... —incita ella a que hablemos.

Nel voltea los ojos.

—Mamá, no seas chismosa.

A ella no le gusta mucho que su madre quiera enterarse de todo y a mí me hace bastante gracia porque ambas son idénticas también en ese aspecto sin embargo sigue quejándose.

—Vamos, no las he visto en meses y sé que les pasan cosas. Yo sé de lo que hablo. También fui joven.

—Bueno, hoy saldremos con dos chicos.

—¡Nel! —la reprendo.

—¿Qué? —se encoge de hombros, despreocupada—. Ella no dirá nada.

Eleonor nos mira sin entender.

—¿Qué pasa? ¿Aceptaste salir con Evan y tendrán una cita doble?

—No será con Sam y Evan. Son otras personas.

Eleonor alterna la mirada entre nosotras, tratando de averiguar a qué nos referimos, y cuando lo logra, ella me observa con una mirada ilusionada que seguro es igual a la que yo ponía cuando de pequeña recibía regalos de navidad.

El poder del deseo #1 B.P  [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora