﴾Capítulo 21﴿

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-He pensado que debería informarte -le dijo Jin mientras se encaminaban hacia la casa- de que mi... las personas que viven conmigo están muy interesadas en mi relación personal contigo.

-Naturalmente, también yo lo estoy. Interesado en mi relación contigo.

Jin miró sus manos entrelazadas y pensó en lo encantador que era el diseño que permitía a sus dedos unirse tan fácilmente.

-Tu mano es casi del mismo tamaño que la mía. Tu palma es más ancha y los dedos más largos. Y mira, tus dedos tienen las puntas redondeadas, mientras que los míos son un poco afilados. ¿Lo ves?

Alzó el brazo para que sus manos estuvieran a la altura de los ojos.

-Pero encajan a la perfección.

Él soltó una risita y pronunció su nombre. Lo hizo con ternura: Seokjin.

Entonces se detuvo un momento para inclinar la cabeza y juntar los labios a los suyos.

-Esto también encaja.

-Estaba pensando lo mismo. Pero preferiría mantener esos pensamientos y ese interés personal entre tú y yo.

-Será difícil, puesto que hay otras personas en nuestras vidas. Mi hijo quería saber dónde encontré al chico pelinegro con el que fui al partido.

-¿Y qué le dijiste?

-Que por fin había conseguido que Kim Seokjin me dirigiera algo más que una mirada superficial.

-Te he dirigido infinidad de miradas -replicó Jin, y le miró de nuevo mientras subían los escalones hacia la terraza-. Pero he adquirido el hábito de ser egoísta con respecto a mi vida privada, y no veo ninguna razón por la que debamos emitir con regularidad boletines sobre nuestra vida sexual.

Jin llegó a la puerta de la terraza. Ésta se abrió de repente, con brusquedad, y poco faltó para que le golpease la cara. Una ráfaga de viento helado salió de su habitación, haciéndolo retroceder un escalón antes de que Nam pudiera asirlo y protegerlo con su cuerpo.

-¡Buena suerte! -gritó él, por encima del aullido del viento.

-No voy a tolerar esto. -Enfurecido, Jin lo hizo a un lado y cruzó resueltamente la puerta-. ¡No toleraré esta actitud en mi casa!

Las fotografías salían volando de las mesas como proyectiles, mientras las lámparas se encendían y se apagaban. Una silla cruzó a toda velocidad la estancia y chocó contra una cómoda con tal fuerza que hizo girar el jarrón con orquídeas de invernadero. Cuando Jin vio que el espejo que sus hijos le habían regalado empezaba a deslizarse, dio un salto para asirlo.

-Deja de hacer estas idioteces ahora mismo. No voy a consentirlo.

Se sucedían los golpes, monstruosos accesos de furia, en las paredes, dentro de las paredes. Y el suelo temblaba bajo sus pies. Un gran frasco de perfume Baccarat estalló, una bomba de cristal que esparció esquirlas como metralla.

Jin permanecía en pie en medio del torbellino, aferrando el espejo; sus gritos por encima de las explosiones de cristal roto y los furiosos golpes, eran como hielo ártico.

-Pondré fin a los intentos de descubrir quién eres, de subsanar cualquier agravio que te hicieran. Haré lo que sea necesario para echarte de esta casa. Aquí no serás bien recibido. ¡Ésta es mi casa! -gritó, mientras surgía fuego en la chimenea y la vela sobre la repisa se alzaba trazando una espiral-. Por Dios que te echaré de ella. Lo juro por mi vida, te echaré de aquí.

El viento se extinguió en el acto, y los objetos que habían estado girando cayeron al suelo con ruidos sordos o estrepitosos.

La puerta se abrió al instante. Jackson, Jungkook y Taehyung entraron un momento antes de que Yoongi lo hiciera por la puerta de la terraza.

Rosa Negra²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora