A él nunca le había interesado la jardinería. Claro que había vivido en pisos la mayor parte de su vida. Con todo, le gustaba mirar las plantas y las flores, y sentía admiración hacia quienes se interesaban por ellas.
Kim Seokjin era con toda evidencia una persona entendida en plantas.
En junio pasado él había visto algunos de los jardines de su finca, pero incluso su elegante belleza había palidecido al lado de su encuentro con el Caballero de Kim. Namjoon siempre había creído en el espíritu de una persona. ¿Por qué si no le atraerían tanto las historias, las genealogías, todas aquellas raíces y ramas de los árboles familiares? Creía que el espíritu podía influir y tener un impacto durante generaciones, incluso a lo largo de siglos.
Pero jamás había creído en la naturaleza tangible, la presencia física de ese espíritu.
Ahora estaba mejor informado.
A un hombre con su mentalidad académica le resultaba difícil racionalizar y asumir algo tan extravagante como los fantasmas.
Pero él lo había notado y lo había visto. Lo había experimentado, y los hechos eran irrefutables.
Así que ahora estaba atrapado. Podía admitirlo. Con su libro por fin publicado, estaba en condiciones de dedicar sus energías, su tiempo y sus habilidades a identificar el espíritu que, según se decía, llevaba más de un siglo recorriendo las salas de la mansión Kim.
Una vez hubiera resuelto algunos trámites legales, podría emplearse a fondo en la tarea.
Entró en la zona de aparcamiento del Jardín.
Pensó en lo interesante que era que un conjunto de jardines como aquél, que naturalmente alcanzaba su esplendor en primavera y verano, fuese tan atractivo y acogedor cuando diciembre estaba dando sus últimas boqueadas. El cielo estaba cubierto de nubes que seguramente descargarían una lluvia fría y desagradable antes de que el mes hubiera terminado. Sin embargo, allí había plantas en pleno crecimiento. Namjoon no tenía ni idea de sus nombres, pero eran bonitas. Arbustos de un rojo óxido, lozanas plantas perennes con gruesas bayas, hojas de un verde plateado, pensamientos que parecían pintados con una tonalidad brillante. Por lo menos él reconocía un pensamiento cuando lo veía.
Había montones de material, y supuso que sería necesario para los trabajos de jardinería. A un lado, largas mesas sobre las que había plantas que debían de ser capaces de resistir el frío, un pequeño bosque de árboles y arbustos.
El porche del bajo edificio estaba decorado con flores de Pascua y un pequeño y esbelto árbol navideño con ristras de bombillitas.
Había otros vehículos en el aparcamiento. Vio que un par de hombres cargaban un árbol, cuyas raíces enfundadas en arpillera formaban una enorme bola, en la caja de un camión.
Subió por la rampa, cruzó el porche y entró en el edificio.
Observó que había muchas mercancías, más de las que había esperado encontrar. Tiestos, estacas decorativas, árboles para poner encima de la mesa ya decorados, libros, semillas, utensilios. Algunos de aquellos objetos estaban reunidos en cestas de regalo. Una buena idea.
Namjoon olvidó su intención de buscar a Jin de inmediato y se puso a curiosear. Cuando un miembro del personal le preguntó si necesitaba ayuda, él se limitó a sonreír, hizo un gesto negativo con la cabeza y siguió curioseando.
Mientras examinaba los estantes con abonos para la tierra, bolitas de fertilizante que se liberaban automáticamente en el momento programado y repelentes contra los parásitos, Namjoon reflexionó en la enorme labor que requería mantener semejante negocio. Tiempo, trabajo, habilidad y valor.
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Rosa Negra²
ParanormalRico, independiente y con hijos ya mayores, Kim Seokjin ha renunciado a sus cuarenta y un años a volver a amar. Su negocio y la gran amistad que lo une a Taehyung y Jimin son ahora su vida. Hasta que el secreto que alberga su casa lo obliga a pedir...