﴾Capítulo 27﴿

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Bajo el vibrante caos de la estación primaveral, a cualquier cultivador le aguarda una especie de tensión latente, sobre todo si, como en el caso de Jin, es también el dueño del negocio. ¿Había preparado suficientes semilleros de cajón, ofrecía las clases y cantidades adecuadas de plantas de hoja perenne? ¿Serían las flores lo bastante grandes y vistosas para atraer a los clientes? ¿Serían las plantas lo bastante fuertes y sanas para mantener la reputación de calidad que Jin había conseguido? ¿Tenían suficientes cestos y macetas o un exceso de ellos? ¿Y qué decir de los arbustos y árboles? ¿Serían las demás actividades un complemento de las plantas o reducirían sus ventas? ¿Eran un error los colorantes de mantillo que había decidido utilizar o a la mayoría de sus clientes les gustaría esa variedad?

Dejó gran parte de estas tareas en manos de Taehyung; por esa razón había contratado a un gerente. Jin quería compartimentar muchos de los detalles... y dejarlos en manos de otra persona. Pero el vivero el Jardín era aún su criatura, y experimentaba todo el orgullo y la preocupación de un padre por un hijo en crecimiento.

Disfrutaba con la visión de las multitudes y la confusión de los clientes que empujaban sus carritos o remolques alrededor de las mesas, por la grava y el hormigón, a fin de seleccionar las plantas apropiadas para sus jardines o las macetas para sus patios. Disfrutaba respondiendo a consultas y haciendo recomendaciones, y lo utilizaba para compensar el ligero dolor que experimentaba al comienzo de la temporada alta, cuando veía que la gente se llevaba a sus casas las plantas que él había criado.

En aquella época del año a menudo se sermoneaba a sí mismo, diciéndose que no debía ponerse sentimental sobre las plantas que había cultivado. Para él no eran, y jamás lo serían, meros productos comerciales. Las semanas, meses, a menudo años dedicados a cuidar especímenes hacían que creara con ellos una conexión muy personal.

Durante los primeros días de cada primavera, lamentaba la separación.

Entonces se enfrascaba en el trabajo.

Estaba en la zona de propagación, tomándose un descanso tras haberse mezclado con aquella multitud y calculando qué plantas trasladaría seguidamente a la zona de venta al por menor cuando entró Cissy.

-Estoy desesperada, Jin.

Jin frunció los labios. Cissy, que solía ir muy bien arreglada, tenía algunos cabellos fuera de lugar, y un brillo de pánico en los ojos.

-Ya lo veo. ¿Se ha retirado tu peluquera? ¿Se ha fugado tu masajista con un músico?

-Oh, no bromees. Lo digo en serio. -Avanzó a paso vivo a lo largo de las mesas hasta el lugar donde Jin trabajaba-. Mis parientes vienen a visitarme.

-Vaya.

-Me han lanzado la bomba esta mañana. Vendrán dentro de un par de días. Detesto que la gente suponga que es bien recibida.

-Son tus familiares.

-Lo cual no hace más que empeorar las cosas, si quieres que te diga la verdad. Ella se ha metido conmigo durante veintiséis años. Si no se hubieran trasladado a Lost Stars, ahora estaría loca o en la cárcel por asesinato. Necesito tu ayuda, Jin.

-No mataré a tu suegra por ti, Cissy. La amistad tiene ciertos límites.

-Apuesto a que podrías hacerlo. -Con los ojos entrecerrados, dirigió una larga y calculadora mirada a su alrededor-. Apuesto a que hay aquí todo tipo de interesantes venenos que podría echarle en el vermut para poner fin a este infierno. Tendré en reserva esa posibilidad. ¿Sabes qué me ha dicho?

-No, pero supongo que voy a enterarme.

-Me ha dicho que espera que aún no haya cambiado la alfombra del comedor y que le encantará salir de compras mientras esté aquí y encontrar la alfombra apropiada. No debo preocuparme por el tiempo que necesite, porque ahora que ella y Dave se han jubilado lo que le sobra es tiempo. Y eso es algo que no tardaré en descubrir por mí misma, ya que estoy llegando a esa edad. Estoy llegando a esa edad. ¿Te lo puedes imaginar?

Rosa Negra²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora